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La tentación americana

Sergio García, José María Olazábal y Miguel Ángel Jiménez jugarán el próximo año en el circuito estadounidense de golf

Carlos Arribas

Sergio García, la estrella ascendente del golf español, siempre siguió un camino diferente al de José María Olazábal, la estrella madura, el último ganador de uno de los torneos del Grand Slam (el Masters de Augusta de 1999), el último español que ha ganado un torneo (el Benson & Hedges de este año). Y diferente al de los dos también ha sido el camino de Miguel Ángel Jiménez, la estrella discreta.Sin embargo, los tres coincidirán el próximo año más que nunca: los tres harán las Américas y a partir del 1 de enero de 2001 serán miembros del circuito norteamericano; de la champions league, por así decirlo; de esa serie de torneos en los que los millones de dólares son palabra corriente; los de las comodidades, los buenos campos, el buen clima y todo lo que hace del golf un deporte de tarjeta postal.

Como ellos dicen: "En los tres primeros meses del circuito europeo hay que jugar en Suráfrica; luego, en Malaisia, en Australia, en Singapur y en Qatar. Y antes de que te quieras dar cuenta has dado la vuelta al mundo un par de veces y has hecho más horas de avión que un tonto. En cambio, en Estados Unidos, el ciclo de California, el coche de alquiler, la autopista y la calma; el vuelo a Florida, otra vez la primavera, otra vez la highway. Una vida de jubilado".

Sergio García ya estaba allí; desde que empezó a ver que era muy bueno supo que su camino pasaba por Estados Unidos. De vez en cuando repite: "El que quiera ser el número uno del mundo debe pasar por América".

Habló deprisa el domingo pasado en el campo gaditano de Valderrama. Un avión le esperaba para llevarle a Tailandia, donde jugará un torneo esta semana. Luego, se irá a California, a una exhibición, y más tarde, ya en la última semana de noviembre, seguramente jugará, también en Estados Unidos, una competición con el norteamericano Tiger Woods. Finalmente, las vacaciones hasta la última semana de enero, ya en la temporada 2001. Ahora termina sin una victoria el año 2000, su segundo año, el año duro que siempre se ha dicho.

"Ha sido un año de maduración", reflexiona Sergio García, que hasta enero no cumplirá los 21. "Un año en el que a veces me ha faltado suerte para ganar, pero un año, sobre todo unos últimos seis meses, en los que he mejorado mucho. Los tres primeros meses fueron aquéllos en los que se acabó la euforia. Recibí palos de todos vosotros, de toda la prensa, y eso fue positivo. Hizo que pusiera los pies sobre la tierra. Me hizo más fuerte mentalmente".

José María Olazábal y Miguel Ángel Jiménez hace ya mucho que pasaron su segundo año de crisis. Fogueados y baqueteados por esos campos de Dios año tras año, observan ahora cómo la treintena se les va entre los dedos. Es el momento de tomar decisiones nuevas; el de, por fin, arriesgarse.

"Ya tengo 35 años", dice Olazábal, "y creo que ya ha llegado el momento de que descubra mejor América. Voy a hacer aquel circuito para aprender más, para mejorar mis posibilidades en los torneos grandes, que son mi gran objetivo".

Y Jiménez, de 36 años, que compartirá calendario y alojamientos con el de Hondarribia, asiente. "Y puede que se haga duro. Tantas semanas fuera de casa. Competir todas las semanas con los mejores del mundo... Pero me arrepiento de no haber dado antes este paso".

Docena y media de torneos jugarán ambos en el tour norteamericano, más que en el europeo, del que, en cualquier caso, pueden mantener simultáneamente la tarjeta.

Mientras tanto, en una mansión de Surrey, en el sur de Inglaterra, Ken Schofield, el que manda en el circuito europeo, medita. Los jugadores han pedido las cuentas al Consejo de Administración de su empresa; los jugadores critican el estado de su tour, la segunda división del golf; los jugadores empiezan a emigrar...

Schofield no sabe qué hacer. Lo único que tiene claro, como todos los demás, es que Olazábal, por ejemplo, uno de sus activos más importantes, no volverá a firmar bolas a los niños europeos ni a darles clases de etiqueta por lo menos hasta finales de abril, ya casi en mayo de 2001, en el Open de España, la primera competición que afrontará en Europa después de pasarse varios meses en Estados Unidos.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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