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GOLF Torneo Valderrama

La venganza del 17º

Weir se impone con facilidad al tropezar sus perseguidores en el hoyo maldito

Carlos Arribas

Ránking de resultados injustos en la historia del golf: 1) El triple bogey de Tiger Woods en el hoyo 17º el último día de Valderrama ' 99. 2) El doble bogey de Tiger Woods en el hoyo 17º el último día de Valderrama ' 2000. 3) Cualquier otro resultado horrendo en el hoyo 17º de Valderrama, sea en el torneo mundial de American Express, sea en la Ryder Cup. Golpes perfectos, clásicos de la ortodoxia del golf, que acaban donde no deben. La venganza del 17º: castiguemos la perfección.Puro morbo. El golf reducido a expectación malsana. Un green inclinado, un estanque a sus pies, y frente a ellos, el valor de los jugadores. Contra ellos, un deseo: que todos caigan al agua. Resultados extraordinarios (miren, miren: Sergio García, que salía sin esperanza, jugó sin nervios, sin miedo, a su aire: 64 golpes, - 8, seis birdies y un eagle, su mejor ronda del año; Lee Westwood, que sólo salió a hacer una buena ronda, qué bien jugó hasta que vio que podía ganar, birdies por aquí y por allá) en un campo que no contó con la protección del viento. Hasta que empezaron a jugar aquellos que podían ganar. Price, el chaparro, zimbabuense; Woods, el fenómeno; Calcavecchia, el primo de los Soprano; Weir, el diminuto zurdo canadiense; Tanaka el diminuto sonriente japonés. Salieron ellos, le dieron a la bola, comenzó el torneo.

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¿El circuito del Tigre?

Lo bueno fueron 15 minutos concentrados en una franja de 500 metros de largo y unos 180 de ancho. Sí, sí, el hoyo 17º. Un desfile de necesitados (y, de trás, un hombre seguro: Mike Weir, el ganador, llegó allí seguro, sabiendo que tenía ganado el torneo; los anteriores, llegaron allí sabiendo que sólo lo podían ganar arriesgando el bigote): Lee Westwood fue el primero (aunque llegó en -10, no pensaba tanto en ganar el torneo como en la Orden del Mérito, la general del circuito europeo que finalmente fue suya). El drive del inglés se fue a la arboleda: dropó sin penalización, llegó al green con el cuarto golpe y allí se quedó a centímetros de salvar el par. Pagó con un bogey su nerviosismo. Llegó después Price. -11 tenía cuando agarró el blaster, a sólo un golpe de Weir (-12). Soltó el blaster y la bola, mal educada, pegó en el talud, no llegó a coronar, y suave resbaló hacia el estanque. Desde la distancia, bebiendo agua, releyendo, un día más, la placa que en el tee recuerda que Jiménez se marcó un albatros (hizo el par 5 en dos golpes), allá por 1994, cuando no había agua delante, Woods observaba los sufrimientos de Price. Y cuando Price volvía a estar en el agua, el Tigre, que llegaba a dos golpes del increíble Weir, agarró el driver, lo soltó cargado de fuerza y adrenalina y... envió la bola al bosque de Westwood. Mal humor. Y ya después de sacarlo, ya después de ver cómo Price salía de allí con un triple bogey y desahuciado, Woods, el jugador que mejor sabe recuperarse de los errores, dio un golpe perfecto, un golpe que picó a centímetros del agujero, una bola que siguió rodando hacia arriba, dos metros por encima de la bandera, una bola que, perfectamente, agarró el retroceso, que retrocedió, que retrocedió, que, ay, ay, ay, que no frenó. Chop. Un golpe perfecto le costó en 1999 un triple bogey. Sólo doble en 2000.

Como Price, como Woods, se fueron al agua Calcavecchia y Tanaka, aunque todos llegaron allá con todo perdido. Con todo ganado llegó Weir: par sin arriesgar. Y aunque el zurdo fibroso y escueto hizo bogey en el 18º (el hoyo más difícil del torneo), no le importó demasiado. Había ganado, a los 30 años, el tercer torneo de su carrera. Se había llevado un cheque de un millón de dólares. Y a Woods, que un año después acabó empatado con el Niño que había llegado al golf para revolucionarlo, entre el canadiense y el 17º le dejaron a un palmo de los 10 millones de dólares, de las 10 victorias, de récords y récords (batió, por lo menos, el de mejor promedio por ronda, apenas 68 golpes). Y todo porque, como decía un jugador el martes, el hoyo 17º es una castaña.

Clasificación final: 1. Mike Weir (Canadá), 277 golpes (68-75-65-69). 2. Lee Westwood (Reino Unido), 279 (72-72-68-67). 3. Vijay Singh (Islas Fiji), 280 (71-70-71-68). Duffy Waldorf (EE UU), 280 (70-69-72-69). 5. Sergio García (España), 281 (69-74-74-64). Padraig Harrington (Irlanda), 281 (66-72-73-70). Nick Price (Zimbabue), 281 (63-72-74-72). Tiger Woods (EE UU), 281 (71-69-69-72). 17. José María Olazábal (España), 288 (70-76-69-73). 25. Miguel Angel Jiménez (España), 289 (74-73-70-72).

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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