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Entrevista:VLADÍMIR KRÁMNIK - AJEDRECISTA

"Ahora está claro que Kaspárov no es Dios"

Leontxo García

El nuevo rey de ajedrez aprendió mucho de su antecesor, pero es completamente distinto. La imagen de tranquilidad y equilibrio que proyecta Vladímir Krámnik, de 25 años, dentro y fuera del tablero, es la antítesis de la energía incontrolable de Gari Kaspárov, al que acaba de destronar en el Mundial oficioso de Londres, tras derrotarle por 8,5-6,5. Un día después de convertirse en el primer ajedrecista que bate en un duelo al número uno indiscutible desde 1985, Krámnik desveló algunos secretos. Entre sus proyectos está pasar mucho tiempo en España.Anochece en Londres, en una mansión a orillas del Támesis. Los casi dos metros de altura de Krámnik destacan aún más en la penumbra cuando abre la puerta de lo que ha sido su casa durante un mes, compartida con sus tres analistas -el ruso Yevgueni Baréiev, el francés Joel Lautier y el español Miguel Illescas-, un cocinero español, Antonio Córdoba, y un masajista y psicólogo ruso, Valeri Krílov. El nuevo campeón anuncia que, tras la exhibición que dará hoy con Kaspárov (en lugar de la última partida prevista, ya inútil) se irá de vacaciones: "No pienso leer el correo ni contestar al teléfono durante varias semanas. A finales de noviembre volveré a trabajar".

Pregunta. ¿Qué tal la primera noche como campeón?

Respuesta. He dormido muy poco, a pesar de que estoy agotado. Pero pensé que voy a tener muchas noches para dormir. Invertí la primera en celebrarlo un poco con los miembros de mi equipo, que han trabajado como animales día y noche. Hubo días en los que ellos dormían tres horas mientras yo jugaba, y volvían a trabajar. Di rienda suelta a mis ganas de fumar, muy reprimidas durante el duelo, y bebimos un poco, pero más bien hablamos, sobre todo del futuro. Bueno, en realidad, debo confesar que sí fume algo en los momentos más tensos del duelo. Y también tomé alguna copa tras las partidas más tensas.

P. ¿A quién dedica el triunfo?

R. A mí mismo. Ser el número uno nunca fue mi objetivo. Eso no me estimula. Soy un perfeccionista, y mi principal rival soy yo mismo, en una carrera para jugar cada vez mejor. Ahora podré hacerlo mucho más relajado, disfrutando de la belleza del ajedrez. Durante los últimos años tuve que probar siempre mi fuerza, siempre había un desafío, uno tras otro. Y, evidentemente, jugar contra Kaspárov y ganarle era lo más grande. Ahora ya lo he conseguido. Mi vida no va a cambiar, pero sí mi actitud.

P. ¿Son entonces falsos los rumores sobre su traslado a España?

R. En realidad, no puedo trasladarme porque no vivo en ningún sitio. Paso tres meses al año en Moscú, y el resto viajando. Es cierto que pienso comprar o alquilar una vivienda en España. Es un país en el que me siento a gusto, tengo allí buenos amigos, sobre todo mi analista Miguel Illescas, y es la sede de muchos torneos importantes.

P. ¿Cuáles son las claves de su victoria?

R. He logrado sacar a Kaspárov de los terrenos donde se mueve como pez en el agua. El objetivo era evitar las posiciones en las que él puede desplegar su agresividad natural y su asombroso trabajo con las computadoras, en el que me supera con creces. Tenía dos estrategias preparadas, pero sólo he necesitado utilizar la primera, que consiste en dejarle lograr ventaja con las piezas blancas y aguantar atrás, en una barrera que él no pueda superar. Él está acostumbrado a que su rival luche por lograr la igualdad con las piezas negras, como hizo Anand en el Mundial de 1995. Eso implica riesgos y es entonces cuando él aplica su maravilloso juego de ataque. Conmigo no ha podido hacerlo.

P. ¿Es usted ahora superior a Kaspárov?

R. Sí. He demostrado que Kaspárov no es Dios, como le llamaba mucha gente. Ahora mismo me considero más fuerte que nadie. Eso no quiere decir que Kaspárov no pueda recuperarse y ganarme en el futuro.

P. ¿Pero no tiene la sensación de que Kaspárov no ha sido él mismo durante este duelo?

R. Sí, es verdad que él ha jugado peor de lo habitual, y admito que hay algo de misterioso en ello. Quizá haya tenido algún problema personal, como se especula. Pero puede ser simplemente un problema psicológico, causado por mi forma de plantear el enfrentamiento. Conseguí que perdiese confianza en sí mismo, y ése es un factor fundamental. Él tiene una experiencia enorme en duelos de uno contra uno, pero la clave está en que yo he jugado de una manera muy distinta a la de Kárpov y Anand. Eso le desorientó.

P. Usted dijo antes de la primera partida que contaba con ayudantes secretos, además de Baréiev, Lautier e Illescas. ¿Podemos saber ahora sus nombres?

R. Mucha gente se ofreció a ayudarme porque deseaban terminar con el dominio de Kaspárov. Entre otros, han trabajado para mí varios jugadores de primera fila mundial, como el israelí Borís Gélfand y los rusos Alexánder Morosiévich, Péter Svídler y Serguéi Dolmátov. Me reuní con ellos varias veces antes de venir a Londres, para elaborar estrategias y un repertorio sólido de aperturas . Luego, durante el duelo, me llamaban, yo les encargaba que analizasen determinadas variantes y luego me enviaban sus conclusiones por correo electrónico. Por ejemplo, mi victoria en la décima partida se debe a Gélfand casi en su totalidad.

P. ¿Quién diseñó su estrategia general para el duelo?

R. Yo mismo. Es una historia divertida. Un día, en abril, estaba viendo por televisión el Mundial de hockey sobre hielo. Y me fijé en la estrategia de la República Checa. Metía muy pocos goles en cada partido, pero los ganaba todos. De hecho, es ahora mismo el mejor equipo del mundo sin discusión. Entonces me di cuenta de que tienen un portero fantástico y una defensa férrea. Así me vino la inspiración para explotar los puntos débiles de Kaspárov.

P. Por cierto, usted trabajó para Kaspárov en el duelo contra Anand, en 1995. ¿Ha sido ése otro factor decisivo?

R. Esa experiencia fue muy valiosa para ambos. Yo aprendí muchísimo de él, pero supongo que eso también ocurrió a la inversa. Sin embargo, todo indica que yo la he aprovechado mucho mejor que él.

P. Hace dos años, usted perdió un duelo contra Shírov en Cazorla, reconocido como una final de candidatos por Kaspárov, quien luego ignoró al ganador. ¿Qué le diría a Shírov si estuviera en esta habitación ahora?

R. Nunca tuve nada personal contra él. De hecho, en abril, tras la firma del contrato para jugar contra Kaspárov, pensé en darle a Shírov una parte de mi premio, como compensación. Pero ahora la voy a dedicar a obras de caridad o humanitarias, quizá relacionadas con el ajedrez porque él, quizá llevado por el despecho y por el maltrato que recibió, ha dicho recientemente que este duelo estaba amañado. Eso es gravísimo, no sólo porque me insulta sino, sobre todo, por la imagen horrible que da del ajedrez. Yo he ganado, y ahora no hay duda de que no hubo tal amaño. Pero, ¿qué hubiera pasado si yo pierdo? Shírov habría contribuido en ese caso a la propagación de una sucia mentira. Por otro lado, mi derrota en Cazorla ocurrió hace dos años. En ajedrez, eso es mucho tiempo, y yo he trabajado muy duro desde entonces.

Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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