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FÚTBOL Séptima jornada de Liga

Anoeta reparte sus aplausos entre Alberto y Guti

El público de Anoeta necesita una alegría, por discreta que sea, para extraerse de su estado catatónico. Durante muchos minutos, el estadio donostiarra fue una sala de cine, puro silencio atento a las idas y venidas del balón cuyo golpeo se podía escuchar con nitidez. Sólo se escuchaban las provocaciones de un grupúsculo ultra desplazado desde Madrid, encantado con el eco de su provocación: "Athletic, Athletic". Anoeta se hacía la sorda. Miraba el césped, veía la segunda goleada consecutiva, y callaba.Antes de que el Real Madrid cogiera velocidad, Alberto erró en una salida de puños. Su error despertó los aplausos de la grada, que antes del encuentro ya había jaleado su nombre mientras la megafonía desgranaba las alineaciones. El regreso de Alberto pretendía zanjar una división suscitada en el club y en su entorno por la titularidad del sueco Asper. Cuatro goles después (ninguno achacable al portero guipuzcoano), el debate sobre la portería parece nimio: las carencias de la Real son tantas y tan complejas que no hay guardameta que las disimule.

Durante la primera parte, Guti se encargó de hurgar en las miserias del rival. Anoeta, tan deseosa de ver buen fútbol, acabó aceptando los movimientos de Guti como un bien propio y despidió al jugador con aplausos. En una tarde el madridista encontró en Anoeta más cariño y reconociemiento del que recibió del Bernabéu la temporada pasada. El gesto del público acabó con sus escasas energías. El 0-4 levantó de sus asientos a muchos espectadores, que alcanzaron a la carrera la puerta de salida. Faltaba media hora y la Real seguía corriendo hacia ninguna parte. Alberto, sin embargo, valoraría más tarde como un éxito la actitud de su equipo "que nunca perdió la cara mientras duró el partido". Su caso, sin embargo, merecía otra lectura: "Me llevo cuatro en el saco para casa, algo que nunca me había sucedido en Anoeta. Parece que este está siendo un año de experiencias nuevas", añadió. A juicio de Alberto, la actitud colectiva es buena pero la calidad del rival marca las diferencias: "Hay que detener la sangría de goles", dijo. La Real ha encajado 22 tantos en siete encuentros. Periko Alonso, que debutaba en el banquillo, rescató un hilo de voz para explicar el descalabro del equipo: "Si no corregimos algo, no saldremos del paso", adelantó el tolosarra para quedarse sin palabras a continuación. Del Bosque, por su parte, justificó la relajación final de los suyos por lo apretado del calendario. El técnico madridista le echó un cable al rival, al que definió como "un equipo con buenos jugadores que saldrá de esta sitaución".

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