_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Juegos

Manuel Vicent

Pese a que los Juegos Olímpicos son un espectáculo fascinante, como deporte es un acontecimiento inhumano, cuando no infame, porque constituye una mezcla de patriotismo, músculos, dinero, récords, publicidad, gloria y pastillas. La visión de esos cuerpos tan perfectos y domados engendra mucha melancolía en el resto de los mortales, al que ese esplendor físico le será siempre negado. Pero al espectador le queda un consuelo. Mientras contempla en la pantalla el sudor, la angustia y los ojos desvariados de los atletas, puede tomarse unas gambas a la plancha, puesto que esas imágenes no son ningún referente moral, sino una simple exhibición de prototipos. Nadie le obligará a meterse en un gimnasio ocho horas diarias durante cuatro años para arañar una décima de segundo o un centímetro de altura y así sucesivamente hasta la cima de la nada. Pero este suceso deportivo deja de ser infame e inhumano para convertirse en patético cuando se trata de una prueba olímpica donde participan jóvenes inválidos. Cualquiera puede tener una desgracia. La gente que ha sufrido un accidente y ha quedado físicamente disminuida debe recibir de la sociedad la ayuda y solidaridad necesarias para que recupere la moral y la autoestima. Pero parece demasiada crueldad montar unos Juegos en los que unos atletas impedidos, cuya férrea voluntad les ha llevado a superar barreras increíbles, son puestos como ejemplo a otros accidentados para animarlos a ser también héroes. Si la belleza, la fuerza y la velocidad de unos cuerpos perfectos engendran tanta frustración en la gente normal, hay que imaginar la desolada sensación que producirá en un parapléjico la certeza de que a su desgracia nunca se sumará la fuerza de voluntad para conquistar una medalla. Después de ser exaltado a la gloria un manco que ha conseguido nadar a braza, estilo mariposa, el mensaje subliminal será que todos los mancos pueden, con esfuerzo, repetir la hazaña. Ese requerimiento moral es la forma más refinada de tortura, sobre todo si después los demás inválidos se encuentran con las aceras de la ciudad llenas de obstáculos, con los ascensores inaccesibles, con las escaleras sin rampas en medio de una sociedad hostil, sin las ventajas que un Estado moderno debe proporcionarles. Creo que es inmoral montar unos Juegos sobre la desgracia física. Como espectáculo es terrible, como ejemplo es desmesurado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_