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Los dos etarras de Sevilla vivieron 20 días en un piso cerca del velódromo de Valencia

Discreción absoluta

Los dos etarras del comando Andalucía detenidos en Sevilla tras el asesinato el pasado lunes del coronel médico Antonio Muñoz Cariñanos alquilaron un apartamento para el mes de agosto en la calle Campamento de Valencia, detrás del Velódromo Luis Puig, donde vivieron durante 20 días. Elvira, dueña de un bar situado en la acera de enfrente, se encarga junto a Pepa de la limpieza de los apartamentos. La Policía se presentó ante ella a última hora del martes con las fotografías de los dos etarras. "Reconocí, más o menos, a uno de ellos, al que no lleva gafas", aseguraba ayer refiriéndose a Harriet Iragi Gurrutxaga. "Sí son ellos, eran unos chicos muy aseados, muy educados y de buena presencia. Se iban por la mañana y venían por la noche".Elvira, que en ocasiones gestiona el alquiler de los apartamentos, no los vio nunca ni en su bar ni el que hay justo bajo el edificio, el Velódromo. "Fue mi jefe quien hizo las gestiones con ellos. Yo sólo me los encontraba en el rellano. Siempre saludaban, con muy buen tono, muy cordiales. Desde luego nunca hubiera pensado esto. Cuando vino la Policía, me enseñó las fotos y me dijo quiénes eran, me quedé a cuadros".

El edificio de apartamentos, una construcción de ladrillo visto, está en el número 90 de la calle Campamento. La localización de la finca, en una vía de doble sentido y a sólo tres calles de donde se encuentra el Velódromo, está muy próxima a la salida de Valencia por la pista de Ademuz.

Los vecinos aseguran que los dos terroristas parecían "muy educados"

Los dos etarras ahora pendientes de su traslado a la Audiencia Nacional pasaron desapercibidos entre los vecinos. En el bar Velódromo, contiguo a la puerta de entrada al edificio, no les recuerdan específicamente. "Si los he visto, como le he dicho a la Policía, no los recuerdo. Aquí entra y sale mucha gente y no debían tener un aspecto o una actitud que llamara la atención", señala una de las propietarias.Según los ahora residentes en el inmueble, la finca es muy tranquila. Los inquilinos suelen estar como mucho una semana, coincidiendo con ferias. Elvira apuntaba ayer que algunos de los que vienen son habituales de ferias, pero la mayoría está de paso y nada se vuelve a saber de ellos.

La Policía no ha podido rescatar ninguna documentación del apartamento numero ocho del inmueble. Se fueron y se lo llevaron todo con ellos. El testimonio de los vecinos sirve, entre otras cosas, para certificar su presencia, conocer sus hábitos y asegurar que efectivamente eran sólo dos.

Elvira confirma que eran sólo dos. "El apartamento tiene dos camas. Hasta donde yo puedo deducir, cada uno dormía en una. Yo nunca vi a otra persona con ellos. No sé si al salir se veían con otros en algún otro sitio, pero aquí no", explica.

Los hábitos de los dos etarras eran como los de cualquier comercial que se acerca a una feria. "Dormían aquí, salían relativamente temprano, vestían bien, eran educados y volvían por la noche, como si estuvieran todo el día trabajando. De hecho, ni siquiera usaban la cocina".

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