Arenas recuerda a CiU que la "colaboración" del PP permite a Pujol seguir gobernando

Si los líderes de Convergència i Unió albergaban alguna duda sobre quién es su valedor parlamentario en Cataluña, el secretario general del Partido Popular, Javier Arenas, se lo recordó ayer con todas las palabras y tres veces consecutivas a su homólogo de Convergència, Pere Esteve. "En el PP seguimos manteniendo el mismo espíritu de facilitar la estabilidad y gobernabilidad en Cataluña", le espetó Arenas a Esteve, quien con anterioridad le había reclamado un "cambio de chip" para poder mantener en el Congreso la misma sintonía de colaboración que en la anterior legislatura.

La reunión de ayer en Madrid entre Arenas y Esteve debía servir en un principio para limar asperezas entre los conservadores y los nacionalistas catalanes tras los últimos encontronazos políticos por las matrículas, el decreto de horarios comerciales, la reforma de las humanidades y, especialmente, las divergencias sobre el nuevo modelo de financiación autonómica. Pero más allá de calmar los ánimos, el encuentro sólo logró empeorar las cosas.La entrevista tuvo un mal comienzo. El secretario general del PP recibió a su homólogo con los periódicos del día desplegados por la página en la que se informaba de la reunión que el mismo Esteve mantuvo el martes con los independentistas de Esquerra Republicana (ERC) y la posibilidad de que ambos partidos llegaran a acuerdos parlamentarios. De hecho, CiU y ERC votaron ayer en el Parlament una moción conjunta para reclamar el pacto fiscal que defienden los nacionalistas del partido presidido por Jordi Pujol.

Esteve fue claro al definir las relaciones entre CiU y PP. "Estamos extraordinariamente decepcionados e insatisfechos", afirmó, porque, en su opinión, los populares han incumplido el compromiso que adquirieron en el debate de investidura del presidente del Gobierno, José María Aznar. O sea, trasladar a la actual legislatura el mismo nivel de colaboración parlamentaria que en la anterior.

Pero a juicio de Esteve la relación ha ido de mal en peor, cosa que atribuyó al "cambio de chip" del PP. "Todo lo de bueno y valorado que hubo en la anterior legislatura, el PP lo está cambiando, y si no se modifica, soy pesimista sobre nuestra futura relación", agregó. Pese a estas palabras, el dirigente nacionalista descartó que la coalición vaya a romper totalmente con el Ejecutivo central e insinuó en la conveniencia de que Aznar y Pujol se reúnan.

Programa electoral

Ante los medios de comunicación, Arenas no se anduvo por las ramas en su respuesta a Esteve. Aquí nadie ha cambiado de chip, dijo, porque el PP sigue colaborando con CiU y ha apostando por mantener la estabilidad parlamentaria en Cataluña. En otras palabras, que Jordi Pujol es presidente de la Generalitat y puede seguir gobernando en Cataluña gracias a los votos del Partido Popular.El secretario general rechazó la posibilidad de una entrevista al más alto nivel y apostó por recomponer las relaciones por las cauces parlamentarios habituales. Arenas recordó que la determinación de su partido es "cumplir el programa electoral que obtuvo una mayoría amplia y cumplirlo dialogando con todos". Este objetivo no implica, agregó Arenas, "ningún riesgo de aplicación automática de mayorías ni de que vuelva el rodillo".

Las declaraciones del secretario general del PP tuvieron su más fiel reflejo ayer en el Parlament. En la Comisión de Política Social, Convergència i Unió y los conservadores volvieron a aliarse para rechazar dos propuestas de ERC. La primera se refería a la posibilidad de equiparar fiscalmente las parejas de hecho a los matrimonios y la segunda reclamaba que la Administración "facilitara el derecho a la vivienda".

El diputado republicano Joan Ridao criticó que CiU y el PP se unieran de nuevo en el Parlament para rechazar mociones de otros grupos y acusó a "los partidos de la derecha de considerar a los gays y lesbianas como personas de tercera". En opinión de Ridao, ambos partidos han incumplido la Ley de Uniones Estables de Pareja y, en concreto, la disposición final tercera, por no asimilar el trato fiscal de las parejas de hecho a los matrimonios.