"Aquí se abusa: algunos intentan pagar menos a los cubanos"
La actriz de Fresa y chocolate y Guantanamera, dos películas de su difunto marido, Titón Gutiérrez Alea, estrena, hoy (18.00) y mañana (22.00), en la sala Romero Esteo del Teatro Cervantes de Málaga la obra de teatro Obsesión Habanera, escrita, dirigida e interpretada por la propia actriz cubana. Mirtha Ibarra recibe la réplica de Joel Angelino, que hace cuatro personajes. Pregunta. ¿Escribir es una herencia de Tomás Gutiérrez Alea?
Respuesta. Yo tenía una carrera teatral antes de conocerlo, pero no había hecho cine. Gracias a él se me abrieron las puertas del cine y el mundo. Y en parte le agradezco haber escrito. Me decía que tenía un don para escribir. Pero me faltaba la disciplina y a él le sobraba. Soy muy disciplinada como actriz, pero escribir... Así que me propuse terminar un guión de cine, Éramos tan vírgenes, después de que falleciera. Y ésta es mi primera pieza teatral. Y como hacía 15 años que no hacía teatro, si era un fracaso, sería un fracaso doble.
P. ¿El habanismo, es una enfermedad?
R. Es una enfermedad de amor hacia La Habana y su belleza. Y esta obra lo refleja. Era algo que se sentía en Fresa y chocolate. Una obra llena de crítica, pero también de amor.
P. ¿Obsesión habanera es una historia feminista en clave de humor?
R. Es una tragicomedia. Está en la onda cubana de decir las cosas. Ironizando y convirtiendo los problemas en algo de lo que te puedes burlar para que pasen de una manera menos hiriente.
P. ¿Es Cuba un país bastante machista?
R. En la obra están esos rasgos, aunque el tema fundamental no es ése. Trata de los problemas de una mujer que está un poco desquiciada y tiene un gran desencanto con su vida cotidiana. Añora los años sesenta porque fueron un momento de mucho esplendor y mucha izquierda, de una revolución muy profunda.
P. Parece que lo dice con nostalgia.
R. Hay que aprender a vivir sin nostalgia. Aunque la nostalgia se puede saborear. Los años sesenta fueron una época muy bella y tener nostalgia de algo tan hermoso vale la pena.
P. ¿Envidia algo del trato estelar que reciben otros actores?
R. A mí, las estrellas, la gente que anda con la nariz levantada por el mundo, me cae mal. Me siento muy feliz de no ser como ellos. A mí me gusta nuestra sencillez. Pero también me gusta que la gente reconozca mi trabajo y que sea bien pagado cuando hay calidad. Y ahí es donde uno siente que le falta algo allí. Aquí también se abusa: como eres cubano, algunos quieren pagarte menos.
P. ¿Prefiere el teatro al cine?
R. Me siento mucho más gratificada con el cine que con el teatro para ser honesta. Pero el teatro es la mejor escuela.
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