Krámnik provoca un grave error de Kaspárov y gana con un gran juego

Cayó el gigante. Gari Kaspárov, El Ogro de Bakú, perdió ayer la segunda partida del duelo que disputa en Londres frente a su ex alumno Vladímir Krámnik tras cometer un grave error en apuros de tiempo. Sin embargo, su posición ya era muy delicada en ese momento, tras cuatro horas de juego excelente por parte del retador, quien domina por 1,5-0,5 este Mundial oficioso al mejor de 16 partidas, con 380 millones en premios. Kaspárov se mantenía invicto en la modalidad clásica desde enero de 1999, cuando fue derrotado por el bosnio Iván Sokólov en el torneo de Wijk aan Zee (Holanda).Hacía mucho tiempo que a Clara Kaspárova no se la veía tan triste. La madre de Kaspárov abandonó inmediatamente la sala de juego tras el error garrafal de su hijo, quien sólo disponía de dos minutos para hacer las jugadas 39 y 40 (cada jugador dispone de dos horas para realizar los primeros 40 movimientos).

"Ser siempre el primero es muy difícil. Vivir por el placer de vivir es algo que ni mi hijo ni yo comprendemos". Esas palabras de Clara, dichas en 1985, pocas semanas después de que su hijo destronase al héroe nacional Anatoli Kárpov, cobran ahora un gran significado: Kaspárov, de 37 años, indiscutible número uno desde entonces, se enfrenta a un rival de gran talento y muy bien entrenado.

Krámnik, de 25 años, confirmó ayer los indicios que surgieron el domingo en la primera partida, que terminó en tablas: su preparación de las aperturas (primeros movimientos) ha sido excelente. El aspirante se concentró en Mallorca este verano junto a sus tres analistas reconocidos -el español Miguel Illescas, el frances Joel Lautier y el ruso Yevgueni Baréiev-, y algún otro cuya identidad se mantiene en secreto, con un estricto régimen de vida y alimentación, que le permitió perder varios kilos de peso: playa, tenis y mucho ajedrez. Nadie ha visto aún en el Riverside Studio -sede del duelo- a Baréiev e Illescas; sólo Lautier ha hecho fugaces apariciones.

Kaspárov, quien se concentró en algún lugar de Croacia, siempre ha sido especialmente temible por sus armas de laboratorio. Pero, frente a la defensa Grünfeld, una de sus favoritas, Krámnik introdujo ayer una nueva idea en la jugada once y logró una pequeña pero duradera ventaja posicional. Cuando se apuró de tiempo, Kaspárov hizo sus típicos gestos de tensión extrema: rascado muy rápido de cabeza, bamboleo del cuerpo y pedaleo nervioso bajo la mesa. Tras la rendición, salió disparado hacia su camerino sin firmar la planilla como es preceptivo -lo hizo más tarde-, pero no tan furioso como acostumbra en situaciones similares. "Sentía que podía aguantar la posición antes del error", señaló minutos después. Krámnik no estaba de acuerdo: "Creo que mi ventaja era ganadora en cualquier caso". A juzgar por la cara de Clara Kaspárova, ella también lo sabía.

Blancas: Krámnik. Negras: Kaspárov.

1 d4 Cf6 2 c4 g6 3 Cc3 d5 4 cxd5 Cxd5 5 e4 Cxc3 6 bxc3 Ag7 7 Cf3 c5 8 Ae3 Da5 9 Dd2 Ag4 10 Tb1 a6 11 Txb7 Axf3 12 gxf3 Cc6 13 Ac4 0-0 14 0-0 cxd4 15 cxd4 Axd4 16 Ad5 Ac3 17 Dc1 Cd4 18 Axd4 Axd4 19 Txe7 Ta7 20 Txa7 Axa7 21 f4 Dd8 22 Dc3 Ab8 23 Df3 Dh4 24 e5 g5 25 Te1 Dxf4 26 Dxf4 gxf4 27 e6 fxe6 28 Txe6 Rg7 29 Txa6 Tf5 30 Ae4 Te5 31 f3 Te7 32 a4 Ta7 33 Tb6 Ae5 34 Tb4 Td7 35 Rg2 Td2+ 36 Rh3 h5 37 Tb5 Rf6 38 a5 Ta2 39 Tb6+ Re7 40 Ad5, y Kaspárov se rindió.