_
_
_
_

Centro de bajo rendimiento

Lluvia de quejas de usuarios y médicos en el centro oficial que analiza el estado de los atletas españoles

Carlos Arribas

Si a un deportista olímpico, a uno integrado en el Plan ADO, su médico o su técnico o su federación quieren someterle a una prueba de esfuerzo, un análisis de sangre, un estudio biomecánico, un análisis antropométrico o una consulta médica o cardiológica, lo primero que tienen que hacer es rellenar una instancia. Mandarla y esperar. Y si quieren saber el resultado no le queda más remedio que esperar. La burocracia manda.Una de las joyas del dispositivo de centros e instalaciones con que el deporte español entró en la edad moderna es el Centro de Alto Rendimiento y de Investigación en Ciencias del Deporte (CARICD), pomposo (y nuevo) nombre que, en teoría, debería ocuparse de la atención al deportista de élite, la investigación, la detección de talentos precoces y la enseñanza. En la práctica, sin embargo, ninguna de esas funciones se cubre tan bien como usuarios y trabajadores del centro piensan que sería deseable. Y hasta el presidente de la federación de atletismo se quejó formalmente por el mal funcionamiento.

"Una prueba de esfuerzo hay que solicitarla con tres o cuatro meses", cuenta un médico deportivo. "Y luego, tienes que esperar diez días o dos semanas para tenerlos, y te llegan por correo certificado con acuse de recibo, y después de que el jefe de lo que sea lo firma y tienen el sello del registro de salida y todos los trámites que la burocracia pueda inventar". Así, un deportista que necesite con urgencia conocer su estado de forma o crea que le pasa algo y quiere modificar su entrenamiento o tomar vitaminas, tiene que esperar su buen tiempo. "Y sólo gracias a nuestra buena voluntad, a que siempre queremos mantener una comunicación fluida con deportistas y sus médicos que estas trabas se quedan en nada", dicen los trabajadores.

"Pero eso no es tan exagerado. El 75% de los usuarios obtiene el servicio solicitado el día que quiere", explica José Luis Hernández, director de centro, sin aclarar la duración de la lista de espera. "La prueba la tiene que pedir el director médico o una autoridad de la federación. Y ello implica que sea una solicitud por escrito. Y si es por fax, contestamos en 24 horas. Y tenemos que velar por la confidencialidad de los resultados. No podemos enviarlos por correo normal ni dárselos por teléfono al primero que los pida. Todo tiene que seguir un orden. Hombre, claro que puede haber alguna queja y que algún caso se retrase. Tenga en cuanta que desde que yo he llegado hemos pasado de 1.200 deportistas atendidos al año a 3.500".

"Esas cifras no son ciertas", dice un trabajador. "Hernández no ha hecho que el número de deportistas atendidos se vea incrementado ni en uno solo. Además no se trata de presentar un gran número a final año, sino de dar la mejor atención posible".

Los médicos, unos profesionales mal pagados (especialistas que en su mayoría perciben 14 pagas de 180.000 pesetas al año) y, se quejan, nulamente incentivados, no se callan a la hora de quejarse por el desperdicio de talento que rige en el CARICD. Sus reclamaciones van desde la mera reclamación laboral, a la denuncia por el "trato vejatorio" hacia los trabajadores, por las normas que permiten que la correspondencia personal pueda ser abierta antes de llegarles, y al desprecio de la dirección por las tareas que no sean meramente asistenciales. "Dificultan el desarrollo de todas nuestras funciones, asistencial, investigadora, docente, e incluso nuestra presencia en comisiones en las que está estipulada la presencia de un médico del centro", dice uno de los trabajadores. "También ponen trabas a nuestra colaboración en publicaciones y a la asistencia a congresos y seminarios".

Para los trabajadores, todo el mal funcionamiento del centro comenzó hace un par de años, cuando el director general del Consejo Superior de Deportes firmó el cese del que fue director del Centro Médico durante algo más de los últimos 10 años, Silvio Rubio. "A una persona que dedicó su vida a la medicina del deporte y a levantar un centro como el que existe hoy en día, se le premió con el cese a menos de dos años de la jubilación por mostrarse contrario a la política de excesiva burocratización del director".

"Al director médico lo despedí hace dos años y lo tenía que haber despedido dos años antes", explica Hernández, que no es médico ni tiene formación científica. "Si los médicos ahora lo defienden es porque la mayoría le deben el trabajo". No tan alto, dicen los trabajadores: "Él sabe que la mayoría hemos entrado por concurso-oposición, después de años como voluntarios o becarios, y tras un periodo como interinos".

Hernández reconoce que sin director médico la cosa no funciona a la perfección, pero que la culpa no es suya. Eso no lo entienden así los trabajadores. "Si llevamos dos años sin director médico es por responsabilidad de Hernández, que no cubre ni la plaza de director ni otras dos vacantes de médicos en excedencia". Y también Hernández reconoce que los médicos cobran poco. "Pero así es su convenio. Aunque no estaría mal que se les reconociera un complemento de responsabilidad".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_