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El Barça rehúye el pulso de Rivaldo

El equipo se desmarca del conflicto, y un directivo reprocha al brasileño su amenaza de irse

Àngels Piñol

La consigna está clara: echar tierra sobre el asunto y esperar que los goles aplaquen la indignación de la afición azulgrana. El Barça ha optado por ignorar el pulso que Rivaldo lanzó el domingo, a su llegada de Brasil, al amenazar con dejar el club. "Si no están contentos conmigo por mi trabajo o por lo que cobro", avisó el brasileño en un furioso monólogo, "devuelvo todo el dinero, no cobro ni una peseta y me marcho a Brasil con mi familia, que seguro que sí me quiere". Casi nadie quiso recoger el guante. El presidente Joan Gaspart interpretó la ira del zurdo como el mejor gesto -"prefiere el cariño al dinero"- y el técnico, Llorenç Serra Ferrer, recordó que Rivaldo no siempre puede ser un genio. Sólo uno de los vicepresidentes Jaume Llauradó rompió anoche la estrategia del club: "A Rivaldo le pagamos para jugar y no para hablar. Jugando es muy bueno, hablando no tanto. Espero que en Anoeta y Milán demuestre las ganas que tiene de que la gente le quiera".La plantilla ha optado por un prudente silencio. No vive tiempos buenos: suma cuatro derrotas en siete partidos y sabe que le espera un duro calendario ante la Real, el Milan y el Madrid. "No valoraré la opinión de Rivaldo. Todo lo que yo diga se podría malinterpretar. Yo le admiro como persona. Todavía no he visto a Superman en el campo", dijo Luis Enrique. "He leído algo, pero yo no valoraré los sentimientos de un compañero", abundó Dutruel. Sergi y Abelardo, con la selección, no se pronunciaron. El vestuario ha optado por callar desde que Serra Ferrer autorizó a Rivaldo, lesionado -ya no jugó en Riazor y no fue convocado por Brasil- a viajar a su país aprovechando el parón liguero. No agradó en el camerino el trato de favor -los lesionados y no internacionales sí acudieron al Camp Nou- pero nadie habló.

El conflicto se resume a una simple ecuación: Rivaldo es, junto a Raúl, el futbolista mejor pagado del mundo -1.000 millones de pesetas al año- pero eso comporta un peaje. Pasa de la noche al día, de rey a villano. El Camp Nou le coreó, por ejemplo, ante el Málaga y el Leeds (tres goles) y le silbó ante el Milan eligiéndole como chivo expiatorio (0-2). "Eso sólo ayuda al equipo rival. Con todo lo que he hecho yo sobre este equipo...", afirmó Rivaldo, dolido. El resto, llegó sólo. Serra Ferrer le concedió las vacaciones y el club, temeroso de la reacción del vestuario y de la afición, ocultó durante doce horas dónde estaba el jugador. El portavoz de la directiva, Gabriel Masfurroll, alegó primero que lo había reclamado su selección y a medianoche Gaspart admitió que estaba de vacaciones.

"No me he ido de fiesta. He ido a recuperarme de mi tobillo y ya estoy bien. Si no me quieren, me voy", dijo airado el brasileño el domingo, omitiendo que fue el propio club el culpable del caos. Quizá la historia estaba ya escrita. El brasileño exigió en verano a la directiva que ejecutara el acuerdo que dejó incumplido el expresidente Núñez: abonarle los 500 millones de pesetas que debía cobrar en 1999. Núñez siempre negó el pacto, Rivaldo lo reclamó todo el año y Gaspart lo resolvió doblandole el sueldo (de 500 a 1.000 millones al año). No tuvo otro remedio: Gaspart vio empañada su toma de posesión como presidente con el fichaje de Figo por el Madrid y no podía permitirse el lujo de perder en el inicio de su mandato también al Balón de Oro. Pero, eso sí, se guardó una carta: se reservó el derecho en el nuevo contrato, con el beneplácito del jugador, de poder traspasarlo en junio sin su consentimiento.

La marcha de Figo, el predilecto de la afición, benefició económicamente a Rivaldo pero eso encerraba una trampa.Desengañada con el luso al constatar que su compromiso con el Barça se rompió con el dinero, la hinchada no perdona ahora la más mínima al brasileño. Fueron muchos los aficionados que recordaron ayer, en diferentes programas radiofónicos, que Rivaldo reclamó hace un año más dinero y que marcó un solo gol en la segunda vuelta de la Liga. "Rivaldo pidió el año pasado más dinero y ya lo tiene; más libertad en el campo y ya la tiene; el cariño también lo tiene y ahora debe poner algo de su parte", dijo Llauradó recogiendo el sentir mayoritario de la afición y añadiendo algo que nadie se atreve a mentar: que el Barça añora a Figo. "Me sabe muy mal que no esté aquí. Lo echamos de menos. Me sabe muy mal que esté en el Madrid y prefiero pensar en las tardes de gloria que nos dio". Queda algo clave: Rivaldo se ha apagado como todo el equipo desde que ya no ocupa la media punta -desde ahí marcó los tres goles- y actúa de delantero. Serra Ferrer ha sido su mejor valedor: "Estoy contento con él. A veces olvidamos que los jugadores son personas y que no pueden convertir todos los balones en gol. No hay que olvidar que en tres años casi no ha tenido una semana de descanso", dijo. "No puede ser que Rivaldo sea un genio ante Málaga y Leeds y nadie al día siguiente. Tenemos que estar contentos de tener a una persona y a un jugador como él".

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