Pollito
Se llama John Lane y es norteamericano, pero vive en Madrid desde hace casi un cuarto de siglo. Según experimentados noctámbulos, es el tipo más raro que merodea por los garitos del amanecer en las últimas décadas. Tan raro, que parece un espejismo, un invento de Galdós. John Lane tradujo hace tiempo su nombre al castellano y se quedó en Juan Callejuela. Tradujo también su alma al gitano, porque el gachó habla calorro total, con deje del sacromonte (también por allí se le ve a veces). Era muy primo de Camarón, y se le ve con frecuencia en compañía de Enrique Morente, Paco de Lucía y gente así. Con esas amistades, Callejuela se dio al cante hace tiempo con absoluto desparpajo dejando alucinados a los flamencos y al bronce en general. Después de muchos años pateando escenarios y partiendo de risa al respetable, Pollito de California (que ése es su nombre artístico) acaba de sacar al mercado el primer compacto de su sorprendente carrera.Al margen de sus presuntas virtudes musicales, ese disco es el retrato delirante de un cierto Madrid golfo, borracho, marginario, rumbero, iluminado y vivalavirgen. Cada canción pudiera ser también un capítulo de la vida arrebatada de Pollito, artista desmesurado en la forma y en el fondo: Para qué perder el tiempo, Resaca, Eso que fuman los moros, Te arrepentirás, Amor pecador, La pared... Ahora bien, para delirar con Pollito y dudar si no será una ilusión de la mente hay que verlo en directo. Es aclamado a diario por macarras, putas, chorizos, marquesas, intelectuales, juerguistas y algunos espíritus sensibles, todos los cuales no tienen otro remedio que desternillarse.
Actúa habitualmente en diversos locales, como El Rincón del Arte Nuevo o Lagasca 80. Sale a escena a la misma hora que los frailes rezan maitines. Pero merece la pena esa perplejidad metafísica que te invade cuando ves al gringo correr por el escenario como alma que lleva el diablo y encabritarse cual cierva herida. Pollito es una fusión cimarrona de Peret, La Terremoto, Bambino, Lola Flores y Los Chunguitos.
Si le preguntas cómo está, contesta como un patriarca gitano: "Ya vé tú, jasiendo burlas del tiempo".
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