_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Pollito

Se llama John Lane y es norteamericano, pero vive en Madrid desde hace casi un cuarto de siglo. Según experimentados noctámbulos, es el tipo más raro que merodea por los garitos del amanecer en las últimas décadas. Tan raro, que parece un espejismo, un invento de Galdós. John Lane tradujo hace tiempo su nombre al castellano y se quedó en Juan Callejuela. Tradujo también su alma al gitano, porque el gachó habla calorro total, con deje del sacromonte (también por allí se le ve a veces). Era muy primo de Camarón, y se le ve con frecuencia en compañía de Enrique Morente, Paco de Lucía y gente así. Con esas amistades, Callejuela se dio al cante hace tiempo con absoluto desparpajo dejando alucinados a los flamencos y al bronce en general. Después de muchos años pateando escenarios y partiendo de risa al respetable, Pollito de California (que ése es su nombre artístico) acaba de sacar al mercado el primer compacto de su sorprendente carrera.Al margen de sus presuntas virtudes musicales, ese disco es el retrato delirante de un cierto Madrid golfo, borracho, marginario, rumbero, iluminado y vivalavirgen. Cada canción pudiera ser también un capítulo de la vida arrebatada de Pollito, artista desmesurado en la forma y en el fondo: Para qué perder el tiempo, Resaca, Eso que fuman los moros, Te arrepentirás, Amor pecador, La pared... Ahora bien, para delirar con Pollito y dudar si no será una ilusión de la mente hay que verlo en directo. Es aclamado a diario por macarras, putas, chorizos, marquesas, intelectuales, juerguistas y algunos espíritus sensibles, todos los cuales no tienen otro remedio que desternillarse.

Actúa habitualmente en diversos locales, como El Rincón del Arte Nuevo o Lagasca 80. Sale a escena a la misma hora que los frailes rezan maitines. Pero merece la pena esa perplejidad metafísica que te invade cuando ves al gringo correr por el escenario como alma que lleva el diablo y encabritarse cual cierva herida. Pollito es una fusión cimarrona de Peret, La Terremoto, Bambino, Lola Flores y Los Chunguitos.

Si le preguntas cómo está, contesta como un patriarca gitano: "Ya vé tú, jasiendo burlas del tiempo".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_