La odisea del Cangrejo Rojo
El salto a España
La mueca perpleja del seleccionador de Brasil, Wanderley Luxemburgo, reflejó su desconocimiento: "¿Catanha? ¿Quién es Catanha?". Hace unos meses le preguntaron a Luxemburgo por un brasileño que ametrallaba goles en el Málaga, en la Liga española, y cuyo apodo -Catanha- significa Cangrejo Rojo. La piel del delantero es rojiza y de ahí el mote. Un detalle trivial que debió ahondar en el estupor de Luxemburgo: ¿Llevar a la selección al Cangrejo Rojo? Como la mayoría de sus paisanos, Luxemburgo se quedó en blanco, porque son excepcionales los brasileños que conocen a Henrique Guedes Da Silva, Catanha (Recife, Pernambuco, 1972). Un delantero de carrera ascendente. Casi un polizón que llegó al fútbol español vía Portugal y que después de cinco temporadas ha sido llamado por José Antonio Camacho para jugar en la selección el próximo sábado ante Israel. Nacionalizado español desde hace un mes parece que el técnico le tiene fe para intentar poner fin a la crisis goleadora del equipo.
No hay en la selección quién culmine las jugadas. No hay un delantero diana. Un punta que sustituya a Urzaiz o a Morientes. El equipo no remata y Camacho repite desde hace un año, con reiteración monótona, sus gritos de ánimo, durante los entrenamientos: "¡Chuta, chuta sin pensar, chuta...!". Sobra piedad en la delantera española. ¿Es Catanha el remedio? Por si acaso, Camacho lo ha llamado y Catanha verá cumplido el sueño de ser internacional. Con Brasil no tiene esperanzas. Como declaró a Canal+, Luxemburgo lo ha descartado: "Me dijo que por más goles que haga, si no juego en un club grande, no tengo posibilidades de ir a la selección". Quizá el Celta no sea lo suficientemente destacable para Brasil, pero a Camacho no le ha parecido desdeñable que Catanha haya metido tres goles en las tres primeras jornadas de Liga con el Celta. Tres partidos en los que ha solventado aquél famoso problema de los vigueses para definir duelos que dominaban con soltura: les faltaba gol -como a España- y Catanha es generoso.
De sus orígenes en Brasil apenas se encuantran vestigios. Se sabe que jugó en el Sao Cristobao -en Segunda División-. Se sabe que luego marchó al CSA De Alagoas -también de Segunda- y luego al Union Sao Joao -de la misma categoría-. Este tránsito sombrío concluyó en 1995, con su traspaso al Os Beleneses de la Liga portuguesa.
Después de un año en Portugal saltó a España: al Salamanca. Ahí tuvo la mala fortuna de encontrarse con Pauleta en la delantera. En estado de gracia, el goleador portugués obligó a Catanha a permanecer en el banquillo. Jugó 13 partidos a retazos y no metió ni un solo gol. Había tocado fondo y el Leganés lo rescató, como cedido. En el equipo madrileño comenzó su ascenso. En 34 partidos convirtió 14 goles y al año siguiente, 1998, el Salamanca lo cedió al Málaga. Marcó 26 goles en 40 partidos en Segunda y el Málaga lo compró por 500 millones de pesetas. En Primera, la temporada pasada anotó 24 goles en 33 partidos. Con la derecha, con la zurda y de cabeza. Se convirtió en el máximo goleador en una temporada en la historia del Málaga y comenzó a tramitar la nacionalidad española.Ahora se lo ve posando con la camiseta de España ante las cámaras. Está eufórico. Tanto, que ayer fue expulsado en el Celta-Rayo. El bueno de Catanha no celebró ningún gol con su frecuentado "baile de la gaviota", pero palmeó un balón con la mano en las narices del árbitro.
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