De la silla... a la mesa
Cada cuatro años todas las miradas, ilusiones y por qué no, también las amarguras tienen un nombre: Juegos Olímpicos. Unas Olimpiadas no dejan de ser el gran escaparate en el que los deportistas demostramos con orgullo a todo el mundo los resultados de muchos años de esfuerzo y sacrificio; en el que los organizadores se afanan en probar que sus Juegos han estado mejor organizados que los anteriores. Cuatro años y una aspiración: la medalla y el reconocimiento olímpico.También cada cuatro años no siempre coincidentes, hay otros esfuerzos, otras ilusiones y otras decepciones, de distinta índole, pero de suma importancia: los procesos electorales. En este caso los atletas se tornan en políticos y los comités organizadores en partidos. Es en este escaparate electoral en el que unos y otros nos afanamos en mostrar a los ciudadanos cuáles han sido nuestros progresos. Cuatro años y una aspiración: gobernar para todos los ciudadanos.
Personalmente he sentido estas dos experiencias y tengo que reconocer que ambas son no sólo enriquecedoras sino también extremadamente satisfactorias. Desde el punto de vista deportivo pude sentir, como árbitro internacional de tenis, la gratificante sensación de participar en las Olimpiadas. El ser elegido para arbitrar en los Juegos colma las aspiraciones de cualquier árbitro. Haber arbitrado en los Grand Slam o en decenas de Copa Davis, siendo importante resulta insignificante en comparación con la participación en los Juegos. Bien es cierto que la labor de los árbitros muchas veces ingrata y falta de reconocimiento es harto complicada.
Desde el punto de vista político he tenido también grandes alegrías. Mi paso por el Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, Parlamento de Canarias y Consejería de Agricultura de Canarias. ha culminado con mi elección como miembro de la Mesa del Congreso de los Diputados. He pasado pues de la "silla" a la "Mesa" donde también la labor de arbitraje es fundamental.
De la silla a la Mesa al final no hay tanta distancia. Existen muchos elementos comunes tales como la objetividad, la ecuanimidad, el espíritu de sacrificio, el sentido común y sobre todo la ilusión por terminar con éxito nuestra tarea. Si se aplican bien estas recetas el resultado en la silla y en la Mesa será también común: justicia, bienestar y satisfacción del deber cumplido.
En estos Juegos nos jugamos el alcanzar el mayor número posible de medallas, al menos una quincena.En estos próximos años nos jugamos el alcanzar las mayores cuotas de igualdad y progreso para todos. Estoy convencido de que conseguiremos ambas metas.
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