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De Mayo del 68 a la utopía europea

Ya no es aquel revolucionario que llevó de cabeza al Gobierno francés en mayo de 1968, pero aún guarda una buena dosis de inconformismo. Daniel Cohn-Bendit, líder carismático del Mayo del 68 francés, más conocido como Dani el Rojo, ahora un ferviente europeísta, lo demostró ayer en el Centre Cultural Bancaixa de Valencia, donde pronunció una conferencia, invitado por el Centre d'Estudis Polítics i Socials, bajo el título ¿Qué futuro para Europa?: lo primero que hizo al sentarse para ofrecer una conferencia de prensa previa a su disertación fue quitar el cartelito de la Fundación Bancaixa colocado en su micrófono.Cohn-Bendit, que en la actualidad es eurodiputado por Los Verdes, es consciente de su condición de leyenda del movimiento revolucionario de finales de los años sesenta: "Bienvenidos a la presencia de un mito", dijo al tomar la palabra ante un nutrido auditorio. También sabe que ciertos sectores de la izquierda le acusan de reformista, de haber dejado de ser un revolucionario al entrar en el juego de las democracias burguesas. Y por eso se siente obligado a explicar su trayectoria: "En 1968 yo era un anticomunista, siempre lo fui", dijo Cohn-Bendit, nacido en 1945, meses después del desembarco de los aliados en Normandía, para explicar a continuación que las raíces de su pensamiento de los sesenta estaban en el movimiento libertario de Durruti y la CNT. "A partir de la crítica libertaria al comunismo de Estado", explicó ayer, "llegué a la convicción de la capacidad del ser humano para gestionar su propia vida". Pero la autogestión y la movilización permanente tienen límites: los de la naturaleza humana, ya que, según Cohn-Bendit, los hombres aceptan esos conceptos durante una etapa de la vida a partir de la cual todos aspiramos a que sean otros los que autogestionen por nosotros. Pero "hay gente a la que le cuesta olvidarse de épocas pasadas para aterrizar en la actual".

Y un último recado: "Yo nunca he sido pacifista. No se puede ser pacifista y alabar a Durruti; nunca una lucha de liberación nacional ha sido pacifista y tampoco se puede ser pacifista contra la OTAN pero no respecto de las luchas de liberación". Por eso considera que el derecho a lo que denominó "injerencia ética" debe primar sobre la soberanía nacional, en referencia, por ejemplo, a la intervención en Kosovo, de la que se declara decidido defensor, como de toda intervención contra el totalitarismo. Y lo justifica: "Si los aliados no hubiesen desembarcado en Normandía yo no estaría aquí, porque mis padres no podrían haberse reunido".

Tras la explicación, la profesión de fe europeísta: "Soy un patriota europeo en el sentido en que Habermas hablaba de un patriotismo constitucional", dijo el eurodiputado, quien animó al auditorio a "embarcar a la gente en los delirios europeos", porque "el proyecto europeo es una de las últimas utopías por las que vale la pena luchar". Respecto al futuro de Europa, Daniel Cohn-Bendit considera que tiene que pasar por una constitución europea y una carta de derechos fundamentales de los ciudadanos europeos, además de un cambio en los sistemas de elección. "Estoy a favor de la elección, mediante sufragio universal, del presidente de la Comisión". Considera "insoslayable" la armonización de las políticas en materia fiscal, medioambiental, social y de defensa europeas.

"No estoy contra la globalización", dijo en otro momento, "es cuestión de regular y estructurar el proceso, porque el mercado tiene mecanismos perversos que hay que modificar". Eso, en Europa se ha hecho a través de la lucha de clases, eliminando el trabajo de los niños, consiguiendo ventajas sociales, sueldos dignos... "A nivel mundial, ahora estamos exactamente ahí", dijo.

Preguntado por la crisis derivada de la subida de los precios del petróleo, Daniel Cohn-Bendit considera, en línea con la postura de Los Verdes, que aún deberían subir más. Reconoce que eso puede perjudicar a los ciudadanos, pero contraataca con una propuesta: la única forma de bajar los precios es reduciendo el consumo y esto se consigue limitando la velocidad en las carreteras. "Si ésta se reduce a 100 km/h, el consumo baja un 20% y los precios también caen". Para el eurodiputado ecologista, en esta materia, "Europa negocia con quien no debe; no entiendo por qué no negocia con Rusia, Noruega, Inglaterra y Argelia. ¿Es que la Biblia dice que el petróleo hay que pagarlo en dólares?"

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