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Jaume Subirana reconstruye los años de exilio de Josep Carner hurgando en archivos y memorias

Jaume Subirana ha pasado por muchas peripecias en la búsqueda de datos sobre el exilio en Bruselas del poeta Josep Carner. El resultado de su investigación es un estudio que finalmente acaba de ver la luz con el título Josep Carner: l'exili del mite (Edicions 62). El autor, doctor en Filología Catalana, ha pasado seis años rastreando archivos personales y hemerotecas e interrogando a coetáneos de Carner para iluminar el periodo menos conocido del llamado Príncep dels poetes catalans, comprendido entre 1945 (a su regreso de México) y 1970, año de su muerte.

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El resultado de las indagaciones de Subirana es un volumen de 400 páginas, exhaustivo y atiborrado de notas al pie, pero tan ameno y que a menudo parece más bien una novela. A juicio de Jaume Subirana, "la base de la tarea es filológica, pues se trata de editar textos manuscritos, y bibliográfica, ya que había que buscar publicaciones en las que se hablase del personaje, ya fuesen diarios y revistas o memorias de otros autores. Pero sí que tiene mucho de detectivesco, porque cada carta te descubre un nombre, un lugar o un título que desconocías y que aportará algo nuevo".Las cartas son precisamente la base de Josep Carner: l'exili del mite, pues la investigación nació a raíz de la tesina de Subirana, que sólo pretendía editar las que se cruzaron los Manent (Marià y Albert, padre e hijo) con el autor de Nabí. Éstas llevaron a las del editor de su obra completa, Josep M. Cruzet; después aparecieron las del también editor Jaume Pla, "perfectamente conservadas por su viuda, una encantadora anciana veneciana que vive en Vallvidrera", y las de Frederic Pau Verrie, que incluso poseía un original a máquina de Carner al parecer inédito; las de Joan Colomines, que guarda montones de material...

"Paradójicamente, una de las cosas que descubrí a medida que encontraba documentación era que resultaba muy difícil mantener un punto de vista previo. Yo soy un carneriano militante, enamorado de su obra, y por lo tanto mi posición es siempre favorable a su figura. Pero cuando te sumerges en un personaje y su tiempo te das cuenta de que no hay buenos y malos, de que cada decisión se puede justificar, y así llegas a entender, por ejemplo, que Òmnium Cultural no le concediese el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes de 1970, desperdiciando la magnífica ocasión que representaba su venida a Cataluña tras tantos años de exilio. Los miembros del jurado tenían sus razones..." La pintoresca visita del poeta a su ciudad natal, desmemoriado y a las puertas de la muerte, es uno de los episodios mejor detallados del libro, incluyendo una corrosiva crónica de Joan de Sagarra sobre el recibimiento a él y a su esposa en el aeropuerto, y la polémica en los periódicos. Pero Subirana también describe con profusión de datos episodios poco conocidos como la frustrada candidatura al Nobel, los esfuerzos de Cruzet por acelerar unas correcciones que Carner no terminaba nunca y el crucial papel de Emilie Noulet en la red de contactos del escritor con intelectuales belgas y franceses de primer orden.

El investigador considera que este estudio "tenía que hacerse, porque así como su vida hasta la guerra civil está muy bien establecida , a partir del exilio parece como si el mito se sustentase sobre la nada".

Una sola biografía

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Hasta la aparición de L'exili del mite, las biografías sobre Carner se reducían a la publicada por Albert Manent en 1969, condicionada por la censura de la época, y la de Pere Calders sobre el periodo del exilio mexicano (1939-1945), escasamente documentada. A lo largo de los 25 años de Bruselas, el autor de Els fruits saborosos escribió 10 libros de poesía, dos obras de teatro y ocho prólogos, además de sacar dos tomos de las Obras Completas, reeditar tres obras anteriores y colaborar en diversas antologías de su obra traducida al francés, inglés, sueco e italiano. "Lo que ocurre con Carner es bastante curioso", explica Subirana. "Toda la ensayística publicada sobre su figura y su obra llenaría los estantes de una habitación, pero la verdad es que los textos sustanciales no ocuparían ni dos volúmenes: algunos artículos de Gabriel Ferrater, Joan Ferraté, Dolors Oller y Marià Manent y basta. Nos haría falta un estudio crítico sobre su obra, un análisis bien hecho contestando a la pregunta: ¿Por qué Carner es literariamente tan bueno?". Otra pieza todavía pendiente, en opinión de Subirana, es una pequeña biografía completa, de tono divulgativo, donde se recogiesen, por ejemplo, los diversos motivos (políticos, lúdicos, económicos) que le llevaron a utilizar hasta dos docenas de seudónimos distintos, o los trucos a que recorría para engatusar a sus colegas a la hora de ponerse a trabajar.

Consuelo Bautista

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