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Un promotor implica en un vídeo póstumo a Chirac en la financiación ilegal de su partido

El promotor inmobiliario Jean-Claude Méry, que durante siete años consiguió unos 900 millones de pesetas en comisiones para la Unión por la República (RPR, el partido gaullista), murió el año pasado tras haber grabado un testimonio en vídeo en el que relata una entrega personal de cinco millones de francos (126 millones de pesetas) efectuada en 1986 en Matignon, cuando Jacques Chirac era primer ministro y alcalde de París. La entrega fue hecha en efectivo a Michel Roussin, director de gabinete de Chirac; y este último asistió a la entrega del dinero y conversó "un cuarto de hora" con el comisionista, según el vídeo.

El hoy presidente, Jacques Chirac, se declaró "indignado" por la "mentira, ultraje y calumnia" vertidos por el promotor. La portavoz del Elíseo aseguró que un testimonio procedente de una persona fallecida puede prestarse a "todo tipo de manipulaciones". Los partidos de la oposición subrayaron la coincidencia de la aparición de estas acusaciones con el bache de popularidad que sufre el primer ministro, el socialista Lionel Jospin, mientras que los miembros del Gobierno declinaron todo comentario. Sólo la titular de Justicia, Elisabeth Guigou, se limitó a decir que la justicia sabrá lo que ha de hacer con ese documento.La tormenta se desató al mediodía de ayer. El diario Le Monde publicó la primera parte de ese testimonio, que continuará hoy. Con la fuerza de convicción que emana de un hombre que habla sin apenas titubeos frente a la cámara, Jean-Claude Méry se presenta como el presidente del grupo de agentes inmobiliarios en el RPR, el partido gaullista, que tenía 200 miembros cuando inició su gestión y que él consiguió elevar a 1.900, entre inscritos y simpatizantes. Atribuye a Bernard Pons, secretario general de ese partido entre 1979 y 1989, la iniciativa de recolectar dinero entre las empresas para financiar campañas políticas. Para ello se usó a la OPAC, la oficina pública encargada de gestionar la costrucción y mantenimiento de la mayor parte de las viviendas sociales de París, que a mediados de los ochenta disponía de obra suficiente para que los constructores se repartieran 1.400 millones de francos cada año.

De ese cazadero de fondos, Jean-Claude Méry se las arregló para convertir en comisiones en torno a un 3% (35-40 millones de francos anuales, de 900 a 1.000 millones de pesetas) en un sistema complejo que, además, "puso orden" entre los diversos aspirantes a la realización de las obras, evitó el dumping entre adjudicatarios y eliminó la presentación de facturas adicionales por trabajos complementarios.

Cuando Chirac llegó al Gobierno, en 1985, como primer ministro de la cohabitación, y tras una serie de problemas de relación entre varios empresarios, "yo mismo fui a llevar el dinero al despacho de Michel Roussin, jefe de gabinete del primer ministro. El primer ministro se sentó frente a mí". Tras hablar un rato con Chirac, el entonces primer ministro le felicitó, según asegura a la cámara el hombre que cuenta sus secretos: "Ese día entregué los cinco millones de francos en efectivo directamente en el despacho del señor Roussin, en presencia del señor Chirac".

De todo esto, Méry nada reveló en vida a la justicia, ni siquiera bajo la presión de una estancia de cinco meses en prisión tras ser procesado a raíz de denuncias que condujeron a una investigación judicial. Méry asegura en su testimonio que, mientras estaba en prisión, se le hicieron "todo tipo de promesas" para que mantuviera la boca cerrada. Finalmente salió de la cárcel en marzo de 1996. Dice que "algunos amigos" le recomendaron que no vendiera su testimonio, sólo que lo tuviera grabado. Méry quería negociar una solución a su problema judicial, "por mi mujer, por mis hijos, por mí". Y para protegerse frente a la eventualidad de que le "pasara algo", y seguramente para acelerar las negociaciones que había emprendido, hizo saber que había grabado una cinta el 24 de mayo de 1996. El vídeo ha permanecido en poder de quien lo grabó, un productor de documentales llamado Arnaud Hamelin, el cual se comprometió con el autor de la confesión a no hacerla pública mientras él viviera, salvo por instrucciones suyas. Una vez fallecido, al productor le ha parecido conveniente esperar un año hasta darlo a conocer.

Lo que contiene este testimonio es la descripción de las maniobras usadas para financiar a varios partidos políticos: el gaullista no es el único implicado, aunque sí el más abundantemente mencionado. Una de las operaciones citadas es el reparto de 10 millones de francos por una operación de constucción de centros de enseñanza media, a razón de cinco millones para el RPR, 1,5 millones para el partido comunista y 3,5 millones para el partido socialista.

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Méry fue investigado en una denuncia que implicaba a Michel Roussin, el ex director de gabinete de Chirac, y a otro personaje del gaullismo, Robert Pandraud. Por falta de pruebas, el juez del caso liberó de responsabilidad primero a Roussin, a finales de 1995, y archivó toda la investigación el 28 de octubre de 1999, sin haber podido demostrar la existencia de un sistema de financiación irregular del RPR. En una vista oral, Jean-Claude Méry sólo admitió haber "incitado a las empresas a financiar el RPR", pero negó siempre haber "recolectado dinero directamente para el RPR". Algo grave debía temer o algún objetivo político aún oculto debía perseguir cuando, en paralelo con esa actitud en público, grababa una confesión tan contundente como la que comenzó a conocerse ayer.

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