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GIMNASIA Sydney 2000

La pequeña es la más grande

La rumana Raducan, 148 centímetros, 37 kilos, se convierte en la minirreina de los Juegos

Mide 148 centímetros, pesa 37 kilos y el día 30 cumplirá 17 años. Andreea Raducan se ha convertido en la minireina de los Juegos. La gimnasia femenina sigue siendo infantil. La más pequeña es la más grande y el país más pequeño, Rumania, con su escuela desde los tiempos de Nadia Comaneci y Bela Karoly en los años 70, arrasó a Rusia y China en el concurso general individual. Así, copó el resto del podio con la más veterana, Simona Amanar -casi 21 años, 1,58 metros, 44 kilos, bronce en Atlanta- y María Olaru -18, 1,63 y 48, campeona del mundo en 1999-. La mejor china, Xuan Liu (19, 1,52 y 48), fue la cuarta.El triunfo de Rumania por equipos sobre Rusia y el que Raducan, la segunda, como Amanar, la tercera, hubieran quedado en él tras la rusa Svetlana Khorkina , la gran favorita, presagiaba que habría rumanas con medallas al cuell, pero no con todas. Sin embargo, el desastre ruso continuó ayer con el hundimiento de Khorkina, en el salto y, sobre todo, al caerse de nuevo en las paralelas asimétricas. Le falló el agarre en la suelta de su gran ejercicio, en el que había logrado el primer día la nota más alta dada hasta ahora: 9,85.

Las españolas cumplieron lo previsto: Esther Moya (16 años, 1,50 metros y 43 kilos) volvió a ser la mejor y acabó la décima, por delante incluso de Khorkina, undécima; Laura Martínez (16, 1,49 y 39), la 13ª, y Sara Moro (16, 1,39 y 30), la 22ª. Fueron las mejores clasificaciones posibles a falta de la traca final de los aparatos el domingo y el lunes.

Khorkina, una garza rubia con sus 1,64 metros y 47 kilos, que parecía impasible, no derramó una sola lágrima, pero fue un milagro porque sus ojos se volvieron casi tan rojos como sus labios. Raducan tampoco lloró al recibir el oro. Ambas fueron un ejemplo de la enorme disciplina a la que se someten para conseguir el más difícil todavía. Raducan quizá se acordase de Comaneci y de sus padres, que la encauzaron en la gimnasia desde los siete años. Fue sintomático que Gogosarul, el apodo como se la conoce, dijera tras su triunfo: "Estoy muy feliz de haber podido controlar mis emociones".

Raducan devuelve así el cetro de la gimnasia a los cuerpos de niñas, aún más que los estilizados de Olaru, algo más sólida, y de Khorkina, más delgada. Es como una pluma, sin musculatura tan apreciable, por ejemplo, como su predecesora en el oro olímpico, la ucrania Lilia Podkopayeva. Quinta en el concurso general de los Campeonatos del Mundo de Tianjin 99, ganó el oro con el equipo y también en el suelo, en el que ayer rubricó su victoria. Su mejoría ha sido elocuente. Llegaba al último aparato por detrás de la subcampeona mundial, la ucrania Victoria Karpenko, 15ª tras el concurso por equipos. Karpenko, también pequeña (1,48 metros), pero más sólida con sólo tres kilos más (40) y dos años y medio mayor (19) que la rumana, sumaba después de los tres primeros aparatos 29,149 puntos por los 29,068 de Raducan, es decir 81 milésimas más. Un simple fallo y...

Ambas habían ido en la misma rotación y sabían que luchaban por las medallas contra Khorkina, Amanar y Olaru, repartidas en los otros tres grupos. Para ese momento ya sabían que Khorkina estaba fuera de combate y que dependían de ellas mismas. Incluso se había caído del cartel la rusa Zamolodtchiova, bronce en los Mundiales de 1999. El suelo había sido su tumba al caerse en la tercera diagonal y también iba a serlo de Karpenko, que se salió tras su doble mortal altísimo. Perdió el liderato y se fue al 12º puesto.

En cambio, Raducan, que cerraba el concurso, hizo gala de un aplomo extraordinario y puso el broche de oro con la mejor nota (9,825) de un día de puntuaciones más bajas que los anteriores quizá por el frío que hacía en la sala. Curiosamente, Khorkina había empezado en el suelo con un 9,812 que no hacía pensar en su hundimiento. Sólo le quedará el consuelo de las finales por aparatos, en las que sólo faltará en la barra de equilibrios. Su reto volverán a ser las asimétricas.

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