Conozco esas lágrimas
Sé lo que cuesta a un deportista entrenarse durante tantos años para conseguir lo más preciado en el deporte, que es el oro olímpico. Hay muchos deportistas que hemos sido campeones del mundo y que no se nos ha conocido jamás en la vida. No es que busques la fama, pero sí conseguir lo máximo dentro de tu deporte después de mucha lucha y mucho sacrificio. Isabel tenía medallas en Campeonatos de Europa y en Campeonatos del Mundo, de oro incluso, pero el reconocimiento a nivel general, el de toda España, sólo lo da una medalla de oro en los Juegos Olímpicos.Cuando he visto a Isabel arriba del podio, escuchando el himno y viendo la bandera española subir, y llorando, me he acordado de lo que se siente cuando estás ahí arriba. Sé de qué son esas lágrimas, de una mezcla de satisfacción y de pena. En mi caso, en Barcelona, fueron más de pena por la muerte poco antes de los Juegos de mi entrenador, Sergio Cardell. Pero en el caso de Isabel, estoy segura de que lloraba de satisfacción: la alegría que sucede a tanto sacrificio.
Durante toda la competición me ha parecido ver que Isabel estaba bastante nerviosa. La responsabilidad de querer estar dentro de una final olímpica, de que todo el mundo te considere favorita, siempre la llevas a la espalda. Ha pasado una competición bastante dura, pero ha resuelto los combates perfectamente. En el combate por un sitio en la final, frente a la australiana, me ha dado mucho miedo pensar que al estar aquí en Sydney los árbitros pudieran darle la victoria, pero al final se ha hecho justicia y ha ganado Isabel. El que las dos medallistas de bronce a las que ganó estén también en el podio quiere decir que el lado más fuerte era el de ella, y que por eso ha pasado una competición más dura.
Estoy segura de que tras empezar con este oro, en el yudo se pueden conseguir más medallas. Y después de las dos logradas en Barcelona, las tres de Atlanta, y la de ahora, me gustaría que los medios de comunicación, la prensa, la radio y la televisión, se preocuparan más del yudo. Que es un deporte muy bonito, que lo practica mucha gente, que Isabel Fernández lo volvió a demostrar ayer. Pero que aún nos quejamos de qué pasa con él.
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