"Lo complicado será hacer la ejecutiva"

Francisco Granados (Manzanares, 1936) concluye esta semana, tras cinco meses y medio, su mandato como presidente de una gestora. A sus 64 años, Francisco Granados, que pese a su trayectoria política se siente fundamentalmente jurista, reconoce que estuvo a punto de dimitir por la presión existente, pero cree que hoy el clima del principal partido de la oposición ha cambiado.Pregunta. ¿Qué contactos ha mantenido con los candidatos a la secretaría general?

Respuesta. Yo estoy manteniendo una neutralidad formal y efectiva. El candidato que quiere hablar conmigo lo hace. Hasta ahora sólo dos candidatos me han pedido una entrevista. Me he enterado por los medios y los compañeros de quienes se postulan.

P. ¿Considera que ha cumplido con todos sus objetivos?

R. Siempre quedan cosas por acabar. Si esta gestora hubiese tenido mayor margen de maniobra política, posiblemente hubiésemos podido controlar más determinadas actuaciones institucionales. No nos hemos podido ocupar de los grupos de las diputaciones, ni de profundizar en la Federación Valenciana de Municipios y Provincias. Sí ha habido más contacto con el grupo parlamentario de las Cortes, cosa que yo agradezco, porque han asumido iniciativas y han sabido reaccionar evitando que se paralizase la labor de oposición. Lo prioritario era asegurar la organización de un congreso y elegir el momento adecuado para no prolongar en exceso la provisionalidad.

P. ¿Cómo ha evitado que la tercera gestora del PSPV volviese a caer en una nueva crisis?

R. La constitución de la comisión gestora se basó en la división de los dos bloques [ciscaristas y renovadores], lo que planteó una dificultad de operatividad desde el principio. Mi propósito inicial fue mantener el equilibrio y la neutralidad para mantener esta gestora, pero llegó un momento en que las decisiones que adopté no gustaron a una parte porque tuve que remover a determinadas personas habituadas a ejercer una parcela de mando. Eso clarificó la situación, porque siempre me escamó mucho que todo el mundo estuviese encantado y de acuerdo con mi nombramiento. La dimisión de dos miembros de la gestora generó un movimiento de recomposición y se entendió que no se podía enjuiciar a una mitad desde la otra mitad de la gestora.

P. Durante su mandato tuvo que someter a la gestora la continuidad del pleito que usted, como abogado, llevaba en nombre del PSPV contra varios directivos de Canal 9. ¿Fue complicado?

R. Jugar un doble papel es una situación desairada. Por eso lo sometí a consideración de la gestora y sólo hice una valoración objetiva de cómo estaba la situación, de las pruebas pendientes de admitir y de las expectativas y dificultades. Expliqué la dificultad de encontrar un perito que quisiese asumir el protagonismo de una prueba pericial importante y la necesidad de buscar una persona fuera de Valencia y su elevado coste. Al final se decidió desestimar seguir pleiteando.

P. ¿Compartió la decisión?

R. Mi informe fue jurídico. Me había llevado bastante desilución con el resultado de las pruebas practicadas y otras no practicadas. Eso me produjo un gran desánimo y en ese momento yo ya no confié en la Administración de Justicia. Vi un interés apresurado en el instructor por archivar el asunto, que era de un fuerte impacto social, cuando el 80% de las pruebas propuestas estaba sin resolver y descalificaba la querella diciendo que estaba presentada sin ninguna prueba e intentando politizar la justicia. Por otra parte, me encontre con personas en las que yo confiaba que se inhibieron. Seguir con la querella en esas condiciones no conducía a nada, sólo a alimentar el tema periodísticamente.

P. ¿Qué valoración hace de los expedientes sancionadores que ha tramitado en la gestora?

R. Todos los casos están unidos por un denominador común. Ante el vacío de poder de la ejecutiva nacional y un comité nacional disuelto hay gente que se aprovecha y hay determinados casos de concejales que, con o sin apoyo de las ejecutivas locales, deciden que la voluntad es la suya porque creen que no hay nadie a quien consultar. Así, donde no tienen que romper un pacto, lo rompen; donde no tienen que apoyar un tránsfuga, lo apoyan; donde hay alcaldes que no tienen que dimitir, dimiten. Así, de manera unánime se ha decidido aplicar a todos la misma vara de medir y con apoyo de los estatutos restablecer la disciplina.

P. ¿Cómo piensa que se desarrollará el congreso?

R. Creo que la primera fase no ofrece ninguna dificultad, el candidato que obtenga más votos será el secretario general. La segunda fase de composición de la ejecutiva es la más complicada. Un candidato puede superar a otro por un voto, pero eso no es problema. La cuestión es si, a partir de ahí, los demás han aprendido la lección del congreso federal y se ponen a su disposición o si prestan sus apoyos en función de lo que les den. Aunque algunos que creen tener el control de un número de delegados se pueden llevar una sorpresa en el congreso, porque hay muchos compromisarios que acuden por primera vez y ya no hay obediencia ciega. Entramos en un congreso abierto.

P. ¿Cuál cree que ha sido el papel de Ciscar, Lerma o Asunción?

R. Ha sido un papel muy discreto. No han visualizado una intervención abierta y personal. He comprobado personalmente que el abandono temporal de la política de Antoni Asunción ha sido sincero, aunque no sé qué compromiso ha adquirido con sus seguidores. Ha habido una enorme discreción por parte de Lerma, que tampoco ha interferido. Ciscar tuvo un papel notorio hasta el 35 congreso federal, pero desde entonces ha adoptado la misma actitud que sus compañeros respecto a esta asamblea. Eso ha contribuido a dejar más cuota de libertad, como lo demuestran las seis candidaturas presentadas.