Sainz acaba con su mala racha

Dos años y 45 días llevaban Carlos Sainz y Luis Moyà (Ford) conviviendo con el infortunio, rozando el éxito y sin poder celebrar una victoria en el campeonato del mundo. Pero ayer, por fin, quebraron la mala racha con un triunfo brillante en Chipre, en uno de los rallies más duros del campeonato, después de dominarlo con autoridad desde el primer kilómetro.Con esta victoria, la número 23ª de su historial, el piloto madrileño recupera las posibilidades de pelear por el título. Al campeonato le quedan cuatro pruebas y Sainz es cuarto, a sólo siete puntos del finés Marcus Gronholm (Peugeot), que abandonó en la primera etapa.

Debió ser una sensación extraña para el hombre que ahora comparte con Juha Kankkunen el récord de triunfos en la historia del Mundial (23 en 132 participaciones). Aunque nadie ha ganado más carreras que él, se pierde la costumbre de mirar a los rivales desde arriba. Sainz no lo había experimentado desde finales de julio de 1998, cuando ganó en Nueva Zelanda, y por eso ayer era un hombre feliz. "Ha sido una de mis mejores victorias", reconoció, "porque hacía mucho tiempo que la esperaba".

Para reencontrarse con la gloria, el bicampeón español (ganó en 1990 y 1992), de 38 años, necesitó exhibirse en la primera visita del Mundial a Chipre. Desde el primer tramo se adaptó mejor que nadie a una superficie muy lenta y abrupta. En la última etapa únicamente tuvo que administrar la ventaja, esperando que no apareciera su típica mala suerte. Esta vez nada perturbó su alegría: cruzó la meta con 37 segundos de renta sobre su compañero, el escocés Colin McRae, que recibió inútiles órdenes de no atacar, pues la diferencia que había adquirido Carlos era ya irrecuperable en circunstancias normales.

Tercero se clasificó el francés François Delecour (Peugeot), a un minuto y medio, y cuarto fue Richard Burns (Subaru), a más de dos minutos. El piloto inglés ganó ayer cuatro de los cinco tramos del día, pero sufrió una avería en el motor que le alejó del podio. La dureza del Rally de Chipre la reflejó la clasificación: solamente terminaron 27 de los 52 coches que empezaron.

"Habíamos estado cerca del triunfo muchas veces en los últimos dos años", explicó Sainz, al bajar del podio. "Por eso no podíamos cantar victoria hasta el final, especialmente en un rally tan duro como éste", prosiguió. "Una vez terminado, es un sentimiento fantástico volver a estar en lo más alto del podio. Y también resulta una gran satisfacción ganar un rally que era nuevo para todos, y de cara al campeonato del mundo ahora hay que volver a contar con nosotros".

A falta de cuatro pruebas (Córcega, San Remo, Australia y Gran Bretaña), siete puntos separan a los cuatro candidatos. Gronholm se mantiene en cabeza, pese a su abandono en Chipre, con dos puntos de ventaja sobre McRae, tres sobre Burns y siete sobre Sainz. Cada rally reparte diez puntos al ganador. Por tanto, quedan 40 en juego. La próxima cita la tienen sobre el asfalto de Córcega, del 29 de septiembre al 1 de octubre.

Tanto Sainz como McRae deben sentirse optimistas: los Ford lograron el doblete en la última carrera disputada sobre asfalto, en abril en Cataluña, igual que han hecho este fin de semana en Chipre y anteriormente en el Acrópolis, en ambas ocasiones con temperaturas superiores a los 30º y sobre caminos de tierra y rocas.

"El Focus mejora cada día", anunció ayer el vencedor. Su equipo se consolida al frente del campeonato de marcas. "El coche no ha dado ningún problema y Carlos no se ha equivocado en ningún momento. Ha sido un rally perfecto", sentenció Juanjo Lacalle, manager del piloto madrileño.

Clasificaciones: Rally de Chipre: 1º Sainz-Moyà (Ford), 5h 26m,4,9s; 2º McRae-Grist (Ford), a 37,3 segundos; 3º Delecour-Grataloup (Peugeot), a 1m30,8s. Mundial de pilotos: 1º Gronholm, 44 puntos; 2º McRae, 36; 3º Burns, 41; 4º Sainz, 37; 5º Makinen, 27. Mundial de constructores: 1º Ford, 79 puntos; 2º Subaru, 63; 3º Peugeot, 58.