Munitis le da sentido a un Madrid atascado
El jugador cántabro marcó un golazo y resolvió las dudas de su equipo, que fue infinitamente superior a un débil Santos
Se esperaba a Figo y apareció Munitis. De repente, en dos acciones fugaces. Atascado estaba el equipo cuando agarró el balón en su campo y lanzó a Makelele, a quien se llevó por delante un defensa brasileño. Dijo el árbitro que aquello era penalti y Savio marcó el primer gol. El segundo no tuvo más protagonista que Munitis, que a diez metros del área grande enganchó un zapatazo tremendo que superó a un portero hasta entonces insuperable. Mientras todo esto ocurría, Figo contemplaba los hechos vestido de paisano, tras ser sustituido en el descanso. La grada del Bernabéu estaba presta para romperse las manos apludiendo al portugués y acabó rendida ante Munitis. Que el Madrid encontrará alguna solución para situaciones de urgencia se suponía. Ayer se confirmó. Munitis se llama la solución.Pero es el Madrid un equipo que juega por instinto. Modelo no tiene. O al menos se desconoce su existencia. Depende de detalles,magníficos todos ellos. Un arrebato de Roberto Carlos, una progresión de Savio o incluso un gesto de Figo, gesto que está por llegar. Promete el portugués en todas sus acciones que allí puede ocurrir algo sonoro y eso le basta para levantar pasiones en la grada. Pero el portugués está pesadote, algo que quizá todavía no deba preocupar. Lo que sí debe preocupar es que al Madrid le cueste tanto hacer un gol. Se supone que el mal no durará toda la vida. Y que podrá sacar partido de cualquier hecho aislado. Pero el guión de su juego es lineal, insípido a ratos, quizá porque Celades, un futbolista que da sentido a todo lo que hace, aún no ha asumido que su jerarquía en este equipo debe ser total.
REAL MADRID 2 SANTOS 0
Real Madrid: César; Míchel Salgado (Helguera, m. 82), Hierro (Julio César, m. 58), Iván Campo (Karanka, m. 58), Roberto Carlos (Solari, m. 46); Celades, Makelele; Figo (McManaman, m. 46), Guti (Rivera, m. 58), Savio; y Tote (Munitis, m. 43).Santos: Pitarelli; Preto (Julio César, m. 85), Claudiomiro Marcio Santos, m. 70), Anderson, Leo; Renato, Sangaleti, Rincón, Robert (Caio, m. 78); Edmundo y Dodó. Goles: 1-0. M. 83. Savio, de penalti. 2-0. M. 86. Munitis, de fuerte disparo. Árbitro: García Aranda. Amonestó a Claudiomiro. Unos 40.000 espectadores en la XXII edición del Trofeo Santiago Bernabéu.
Y para jerarquía, la de Hierro. Ayer volvió a anudarse el brazalete de capitán y la defensa del Madrid vivió en la paz más absoluta, a lo que le ayudó sin duda que el rival no dijera nada de interés. Hierro mandó, se cruzó a tiempo y le dio criterio a la salida del balón. En fin, que ejerció de sí mismo sin torcer el gesto. Ante él se plantó un par de veces Edmundo, que dio la sensación de presentarse en tan afamado escenario porque no tenía otra cosa que hacer.
Estaba con ganas el público de disfrutar con el nuevo Madrid, de jalear a Figo, de asombrarse por enésima vez ante cualquier detalle de Roberto Carlos. Y estaba con ganas, también, de volver a echar a los leones al de siempre, a Guti, un tipo que no se libra de la inquina de la grada. Pero el aficionado, en general, estaba ayer para el aplauso fácil, para entregarse, por ejemplo a Iván Campo, héroe por aquel sorprendente sombrero que en la primera mitad le hizo a un rival. Y para aplausos, los que escuchó McManaman desde que comenzó a corretear en la banda o cuando saltó al césped.
Pero el Madrid vive un alarmante desapego hacia el gol. Mueve el balón con cierta fluidez y aprovecha el empuje de Makelele, nombrado el mejor jugador del partido, para sentirse dueño del partido. Pero le falta lo imprescindible. Ayer necesitó de nuevo de un penalti, igual que en la Supercopa, para hacer un gol. De nada valió que Savio se dejara ver en la banda izquierda con singular empeño. O que Makelele se presentara en más de una ocasión al borde del área presto para el disparo. Sin Raúl y Morientes, la punta del ataque fue para Tote, que antes de lesionarse -el puesto de ariete parece estar maldito en este Madrid- demostró que sabe desmarcarse y que es esforzado a la hora caer a las bandas. Pero precisamente por ello, dejó el área sin referencia, sin alguien al que se viera de lejos. Y así vivía el Madrid, cómodo pero atascado, hasta que Munitis se hizo presente de golpe, para jolgorio de una afición que tiene motivos para estar ilusionada, para estar expectante y, sobre todo, para acumular todas las dudas que le venga en gana.
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