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LidiaALCALÁ

Imán Juli

En la última de feria llegó El Juli y se llevó a la gente de calle. Le esperaban y el torero madrileño les dio argumentos suficientes para que aplaudieran, jalearan y pidieran trofeos al final de sus dos faenas. Tiene un imán El Juli, incluso para la taquilla. La plaza de toros de la ciudad complutense se llenó. Los toros que salieron al ruedo eran terciados, cómodos de cabeza y, si las fuerzas les respondían, con la suficiente nobleza como para que el matador de turno presentara sus credenciales.En su primero El Juli saludó de capote con lances suaves que fueron muy aplaudidos. Después llevó el toro al caballo en un galleo por chicuelinas de lenta ejecución, y en su turno de quites sacó a relucir unas caleserinas que parece haber patentado. En cuanto se echa el capote a la espalda ya sale un runrún de los tendidos que prepara la escena, y si el quite le sale a modo, como sucedió, se forma el alboroto. Puso banderillas, tras hacerse desear por la galería, con majeza y alivio, pero reuniendo bien. El toro le llegó dócil a la muleta y el joven espada estuvo a gusto. Dos series templadas de redondos, y una al natural en donde alcanzó los mejores momentos. Los pases de pecho, largos, y rematados en el hombro contrario. En su segundo volvió a manejar el capote con soltura y donaire, a clavar banderillas con facilidad y exposición, y a estar templado y técnico en el toreo de muleta. Tumbó al toro de un espadazo del que rodó sin puntilla.

Romeral / Ponce, Finito, Juli

Toros de El Romeral, 1º, 4º, 5º y 6º, y de Gabriel Rojas, 2º y 3º; terciados y cómodos, de juego desigual; 4º, boyante y con casta; 2º, inválido; sobrero de Gabriel Rojas, manso y flojo.Enrique Ponce: dos pinchazos, dos descabellos -aviso- y dos descabellos (silencio); -aviso-, pinchazo y media en lo alto -segundo aviso- (oreja). Finito de Córdoba: pinchazo y media baja (silencio); cinco pinchazos y se echa el toro (silencio). El Juli: estocada trasera y descabello (dos orejas); estocada (dos orejas). Se guardó un minuto de silencio por la muerte del ex matador Alfredo Corrochano. Plaza de Alcalá de Henares, 27 de agosto. Lleno.

Enrique Ponce estuvo en su primero, de escasas fuerzas y temperamento, sin demasiada ilusión. Y para colmo hecho un pinchauvas. Pero en su segundo realizó la mejor faena de la tarde. Tuvo delante un buen toro cuya muerte brindó al respetable. Se dobló con hondura y mucho temple hasta el platillo del redondel. Dos tandas de redondos y otras tantas de naturales con empaque y gusto en la interpretación. Unos adornos demorados. Y se emborrachó tanto de toro, que sonó un aviso antes de que entrara a matar. La espada le privó de mejores frutos.

De Finito de Córdoba, que tuvo un mal lote, con pocas fuerzas y muy bajo de casta, mejor correr un velo de silencio. Aunque el material tenga averías, por lo menos hay que demostrar oficio y un mínimo de interés por agradar al público. Este Finito no tiene imán. Ayer lo dejó muy claro.

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