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Portland presenta su 'lujo'

El conjunto navarro de balonmano cuenta ya con el internacional francés Richardson

Jackson Richarsdon y su melena rasta son inconfundibles. El francés es una estrella del balonmano, un lujo para el Portland, que acba de presentarlo en Pamplona. Su carácter no se corresponde con el de un divo, pese a su innegable carisma, de preferencia expresado sobre la cancha. Richardson comienza a acostumbrarse a la tranquilidad de Pamplona, conduce por sus calles, tiene casa propia, busca teléfono móvil y en cuanto aprenda el lenguaje coloquial del castellano habrá dado un paso enorme en su adaptación. Aún así, su predisposición es inmejorable, ya que ha renunciado a tres días de vacaciones en Francia para poder entrenarse con su nuevo equipo y adelantar su integración en el grupo, un detalle que ha encantado a compañeros y aficionados.Los seguidores del Portland se preguntan por qué ha venido Richardson a Pamplona. En la liga alemana, más competitiva, hubiera visto crecer su cuenta coriente, una posibilidad que pocos rechazan. Jackson no duda a la hora de responder: "Mi objetivo es el mismo que el de mi nuevo equipo, la Copa de Europa. Yo tuve la suerte de jugarla con el Olympique francés y ese es mi gran objetivo. Además, San Antonio es un club con gran categoría y fue el primero en contactar conmigo". Muchos piensan que su llegada viene propiciada por el estilo de juego de la liga alemana y por la frialdad de ese país, pero Tichardson no es amigo de comparaciones. "Yo no quiero comparar, no he venido a eso. En todos los sitios que estado me he enriquecido, cultural y profesionalmente, en mi tierra y también en Alemania", replica.

El cambio entre un gran club como era el OM Vitrolles y una "familia" como es el San Antonio, no le ha supuesto ningún trauma: "Soy una persona muy familiar, porque las obligaciones con mi equipo y con la selección me llevan a viajar continuamente, por lo que me he hecho una persona muy hogareña, me gusta disfrutar de mi casa". Así mismo, al francés le gusta mucho el poder compartir tiempo fuera de las pistas con sus compañeros. "Después de los entrenamientos y los partidos suelo ir con los compañeros a tomar algo, salir con ellos para compartir otras cosas que no son balonmano". Pamplona es una ciudad ideal para estos fines, tanto como su anterior lugar de residencia, Growallstadt (Alemania).

El mundo navarro del balonmano y gran parte de la Liga Asobal se pregunta qué puede pasar con Richardson, qué puede dar de sí la bestia negra de España durante años, lo que puede conllevar una presión añadida para el internacional galo. Richardson señala que es muy importante para mí y para él y el Portland "conocernos cuanto antes, saber dónde voy a jugar, cuál es la atmósfera de la pista del equipo". El primer cicerone que ha tenido en la plantilla navarra ha sido Alexandru Bulligan, muy orgulloso en su papel.

Mateo Garralda también conocía a Richardson, y es que sus duelos en los mundiales, ruropeos y olimpiadas, traspasaron a menudo los límites de lo deportivo. Ahora, el destino los junta en el mismo equipo. "Son las cosas del deporte -sonríe Garralda- y no es tan extraño. Aquello pasó, somos dos personas inteligentes y ahora toca jugar juntos, por lo que lo haremos sin problemas".

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