Polémica en IU por el método de elección del sucesor de Anguita
Defender los estatutos
A medida que se acerca el periodo previo a la Asamblea de octubre en la que se elegirá al sucesor de Julio Anguita, los ánimos se van caldeando en Izquierda Unida. La polémica se centra ahora, a falta de un auténtico debate político entre los candidatos, en el método de elección del futuro líder. El problema es que lo que marcan los Estatutos fuerza casi necesariamente que haya un solo candidato de consenso. Porque se trata de una elección indirecta. La Asamblea, formada por más de 800 delegados, designa a 70 personas, que luego se reúnen y eligen entre ellos al nuevo coordinador general. Esto promueve todo tipo de pactos y dificulta la existencia de dos candidaturas fuertes.Pero la situación ahora es muy distinta a la de anteriores asambleas. Es casi seguro que habrá más de un candidato. Y el único que hasta ahora ha anunciado que su nombre estará allí, el asturiano Gaspar Llamazares, defiende un cambio de método para que sean los 800 delegados los que, en votación secreta, elijan al nuevo líder. Una repetición de lo que sucedió en el congreso del PSOE: allí, la gestora cambió el método habitual ante la presencia de cuatro candidatos.
Otro de los aspirantes, el diputado por Córdoba Luis Carlos Rejón, aunque no apuesta directamente por esta "apertura" de IU, porque fomenta el presidencialismo, reconoce que el actual método beneficia al aparato del PCE, partido mayoritario de la coalición al que él y Llamazares pertenecen. También la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, apoya esta tesis.
En el otro lado están los que defienden el actual método. Son, sobre todo, los que apoyan la candidatura, aún no proclamada, del secretario general del PCE, Francisco Frutos. El andaluz Felipe Alcaraz, líder del PCE de esa comunidad, es el más destacado de ellos. Él, como Frutos, apuesta por seguir con la tradición de IU y del PCE de no facilitar la confrontación interna que, sostienen, provocaría la existencia de varios candidatos. Para evitarlo, estos dirigentes apuestan por un pacto en la cúpula a un mes de la asamblea que garantice un candidato de consenso y evite los enfrentamientos. También Víctor Ríos, secretario de la presidencia, apostó ayer por este método.En el trasfondo de todas estas batallas está la dramática crisis que vive la coalición, que ha perdido la mitad de sus votantes y no parece encontrar la salida del túnel. La división a la que se ha llegado tras las pasadas elecciones, con duros enfrentamientos personales especialmente entre Anguita -que apoya implícitamente a Llamazares- y Frutos, hace muy difícil el pacto entre los dos candidatos con más fuerza.
Sin embargo, la tradición comunista y el clima de continuismo que se vive especialmente en el PCE pueden facilitar el acuerdo. Muchos dirigentes de este partido dedicarán todo el mes de septiembre a intentarlo.
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