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LIDIASAN SEBASTIÁN

Llegaron los victorinos

Llegaron los victorinos y la fiesta se puso de pie. Quedan lejos las figuras con los toros de plastilina. Los seis ejemplares de Victorino poblaron de vibraciones la tarde donostiarra. Allí había emoción, existía riesgo y el público no dejaba de perderse un solo detalle de cada embestida. Los seis ejemplares murieron con la boca cerrada. Es cierto que en algún momento claudicaron sus patas delanteras. Tal vez fue debido a la dureza con la que se emplearon los montados. Queremos insistir en la emoción que iba en cada embestida, porque ahí está la clave de la fiesta de los toros. Cuando hay toros siempre hay espectáculo, grandeza, emoción y la fiesta se convierte en eso tan formidable como puede ser que le llamemos el mejor espectáculo del mundo. La emoción estaba metida en cada gramo de arena de la plaza donostiarra.Ruiz Miguel volvía a los toros de Victorino y no puede ser más excelente su aparición en el pimer toro. Ligó naturales y derechazos y dice ligar a un toro de Victorino y eso sí que es algo a tener en cuenta. Toreó a ese primer toro con mucha limpieza, con seguridad, con dominio y lo remató con una estocada delantera. La oerja merecida se la paseó con el orgullo de los toreros machos. En su segundo el toro era quedadote, aunque noble por el pitón izquierdo. El torero hizo lo que pudo.

Martín / Ruiz, Liria y Padilla

Toros de Victorino Martín: bien prsentados, encastados, noble el 1º, complicado el 2º. Francisco Ruiz Miguel: estocada delanter (oreja); dos pinchazos (aviso) metisaca, pinchazo, estocada corta y tres descabellos (aplausos). Pepín Liria: estocada delanter y siete pinchazos (gran ovación); estocada baja (ovación). Juan José Padilla: dos picnhazos y estocada (vuelta al ruedo); dos pinchazos, estocada corta, -aviso-, estocada (ovación). Plaza de Illumbe, 20 de agosto, octava y última de feria. Casi lleno.

Pepín Liria pechó con un segundo toro, primero de su lote, complicado, que buscaba, se revolvía y quería morder. Estuvo valiente. En su segundo, un toro que se comía el capote de salida, recibió dos varas muy duras, por lo que claudicó de manos. Ahí Liria se arrimó, se lo pasó por los dos lados y estuvo torero.

Padilla en sus dos toros calentó a la parroquia yéndose a la puerta de toriles para recibir al toro a porta gayola y después endilgarle dos largas cambiadas de rodillas. Banderilleó a su primer toro sin buena aplicación . Después en la zona de muleta combinó los naturales con los derechazos. Algunos los ejecutaba bien, otros no tan bien, no ligó nunca pero estuvo valiente. Remató con un bonito de rodillas. En el último de la tarde banderilleó algo mejor. También se fue a porta gayola y ya en la faena sacó algún muletazo pero menos de lo que el toro merecía porque por el pitón derecho, si se aguantaba, iba.

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