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El Madrid no sube el tono

Figo se estrena como goleador blanco ante un Middlesbrough que fue un rival menor

Marcó Figo, Makelele debutó, se sacó un zapatazo enorme que se fue dentro, Munitis llegó a divertirse en un par de ocasiones y Helguera se hizo presente. Ahí empiezan y acaban las buenas vibraciones para el Madrid en el día de ayer. Y eso que se enfrentaba a un rival menor. Se niega McMananam a irse al Middlesbrough y, por lo visto, su negativa resulta de lo más comprensible. Cambiar el Madrid por el Boro, que así llaman al conjunto inglés, sólo se hace porque no se tenga más remedio, que quizá haya sido el caso de un Karembeu del que ayer se tuvieron las mismas noticias que se tenían en su última etapa en el Madrid, esto es, ninguna. Un equipo oscuro este Boro. Antiguo, dañino incluso. Un equipo en el que la única gota de buen gusto la puso Deane a la hora de marcar el tanto inglés. Ni una gota más hubo.Decía Del Bosque en la víspera, a propósito de quién debe ocupar la portería, Casillas o César, que haría lo que menos daño provocara, no se sabe si a uno o a otro. Eligió a Casillas. Y ninguna importancia tendría el error que cometió el chaval en el tanto inglés -en el que cedió con el pie a Míchel Salgado como si del enemigo se tratara, y allí estaba Deane para aprovecharse del regalo- de no ser porque le echa cierto morbo al debate.

REAL MADRID 2 -MIDDLESBROUGH 1

Real Madrid: Casillas; Míchel Salgado, Iván Campo (Karanka, m. 46), Julio César (Helguera, m. 46), Solari; Celades (Flavio, m. 46), Makelele; Figo (Geremi, m. 60), Raúl (Savio, m. 60), Munitis; y Morientes (Guti, m. 46).Middlesbrough: Schwarzer; Fleming, Cooper, Pallister, O'Neill (Gavin, m. 82); Deane, Ince, Karembeu (Okon, m. 81), Vickers; Ricard (Campbell, m. 81) y Whelan. Goles: 1-0. M. 3. Falta al borde del área que lanza Figo, el balón rebota en la cabeza de Ricard y supera al portero. 2-0. M. 28. Tras varios rebotes, Raúl baja de cabeza a Makelele, que desde el borde del área lanza un duro disparo que se cuela pegado al poste derecho de Schwarzer. 2-1. M. 47. Casillas cede con el pie a Míchel Salgado, el pase se le queda corto y lo intercepta Deane, que con habilidad supera por alto la salida del portero. Árbitro: López Nieto. Lleno. El Madrid se adjudica el XXVII Trofeo Ciudad de la Línea.

El técnico, además, colocó a Makelele a la vera de Celades y durante la primera parte el equipo se manejó, sin exagerar, con cierta soltura. Pronto, a los tres minutos llegó el primer gol. Una falta al borde del área y a por la pelota que se va Figo, que llevaba varios días ensayando ese tipo de jugadas. Tiró el portugués con convicción, el balón rebotó en la cabeza de un jugador incrustado en la barrera, hizo una comba y se fue dentro. El estreno de Figo como goleador provocó la algarabía general. Y hubo un rato en que se agigantó Munitis, sublime en aquella arrancada que finalizó con un pase preciso a Raúl, cuya parábola no alcanzó suficiente altura. Munitis fue la única vía de escape del Madrid durante los primeros minutos, porque al equipo blanco, en la primera mitad le costó salir de la cueva con la pelota jugada. Lo conseguiría después, en la segunda, cuando ya estaba gobernando allí Helguera. Pero esa es otra historia. El partido mostró de nuevo las dificultades que tiene Solari para cubrir la misma franja de terreno que cubre Roberto Carlos. Porque el argentino se muestra disciplinado en defensa y se ofrece siempre en ataque. Y apenas pierde el sitio. Pero le sobra banda. La mitad, más o menos.

Cerca de la media hora, Makelele se asomó por vez primera al borde del área, cazó una dejada de Raúl de cabeza y pegó al balón con veneno, de arriba a abajo. A la red, pegado al poste, se fue aquél. Eran los mejores momentos del Madrid en el primer periodo, o mejor dicho, los peores del Middlesbrough, incapaz de conservar el balón en sus pies el suficiente tiempo como para acercarse, sólo acercarse, al área rival.

Pero llegó el fallo de Casillas y el conjunto inglés se creció amparado de manera exclusiva en su músculo, que no en su imaginación, por lo visto inexistente. Gozó de un par de ocasiones, pero en cuanto el Madrid volvió a mover la pelota con algo de sentido se acabaron el Middlesbrough y su músculo. Raúl, que no está fino, intentó lucirse con una vaselina fantástica, pero el portero sacó la pelota. Los cambios no hicieron sino embarullar el choque, que viajó de un lado a otro sin demasiado sentido y que hubiera acabado con la pelota mareada de no ser porque Helguera reapareció para plantarse en la defensa y ofrecer el habitual curso de colocación, sangre fría y sentido común, en lo que acabó siendo el mejor regalo para los presentes.

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