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Gestionar el éxito

La forma en que Manuel Chaves ha desempeñado su trabajo al frente de la Comisión Política encargada de dirigir el PSOE tras la dimisión de Joaquín Almunia hasta la celebración del 35º Congreso ha sido valorada de manera positiva de forma prácticamente unánime. En el 35º Congreso ha imperado el fair play y se ha podido constituir la voluntad del partido de manera inequívocamente democrática. El hecho de que el candidato que ha resultado finalmente elegido como secretario general no fuera el candidato por el que Manuel Chaves votó, lejos de deslegitimar su conducta, la refuerza todavía más.En circunstancias extraordinariamente difíciles en el interior del PSOE y nada fáciles en la Comunidad Autónoma que tenía simultáneamente que gobernar tras el doble resultado electoral del 12-M, Manuel Chaves ha acreditado una habilidad política más que notable. A ello, sin duda, se debe la oferta para ocupar la presidencia del PSOE aprobada de manera prácticamente unánime en el 35º Congreso.

El doble presidente Chaves ha salido, pues, fortalecido del 35º Congreso. Su imagen pública es, sin duda, en este momento mucho mejor de lo que era hace solamente unos días. Nadie se jugaba personalmente tanto en dicho congreso. Si hubiera salido mal, la imagen de Manuel Chaves habría salido hecho pedazos. Al haber salido bien, ha ocurrido lo contrario.

Ahora bien, en política se puede pasar del éxito al fracaso casi sin solución de continuidad. Josep Borrell tuvo el éxito en las primarias y resbaló casi inmeditamente después en el debate sobre el estado de la nación y no fue ya capaz de recuperarse. Los ejemplos pueden multiplicarse. En política la gestión del éxito es extraordinariamente difícil.

Y Manuel Chaves tiene ante sí dos retos de importancia extraordinaria y a los que va a tener que hacer frente a la vuelta del verano: el de continuar siendo o no secretario general del PSOE-A y, como consecuencia de ello, el de continuar siendo candidato o no a la presidencia de la Junta de Andalucía en 2004.

Aunque, en teoría, se trata de dos decisiones que no tienen por qué ser tomadas conjuntamente, en la práctica, en el congreso de otoño, se van a decidir las dos cosas. Si Manuel Chaves opta a y consigue la secretaría general, es prácticamente imposible que no sea también candidato a la presidencia de la Junta en el 2004. Simplemente no va a ser posible que nadie se afirme a lo largo de los próximos tres años ni dentro ni fuera del partido para poder optar al cargo.

Y aquí es donde el doble presidente y secretario general del PSOE-A se la va a jugar. ¿Se puede ser presidente del PSOE y secretario general del PSOE-A simultáneamente? ¿Es razonable optar por quinta vez a la presidencia de la Junta de Andalucía? Yo desconfiaría de quienes me impulsaran a dar una respuesta afirmativa a estos interrogantes.

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