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Entrevista:TOUR 2000 20ª etapaCorredor de US Postal

Lance Armstrong

Carlos Arribas

Armstrong, que hoy ganará su segundo Tour, tiene ese punto de mírame y no me toques que le ha hecho una figura aparte en el ciclismo. Está como se le espera: orgulloso y sobrado. Con la ironía del que se siente superior. "Para ganar un Tour hay que ser agresivo de vez en cuando", dice.

"Nada se puede comparar con el Tour"

Cuatro horas después de terminar la contrarreloj más veloz de su vida y de ganarla vestido de amarillo de la cabeza a los pies, Lance Armstrong recibe a media docena de periodistas europeos. La cita es en un hotel de dos estrellas, un hotel de cadena, de mucho plástico y poco gusto. Así viven los ciclistas. También las estrellas. Hasta Armstrong, el norteamericano de 28 años que hoy se proclamará en París ganador de su segundo Tour.Pregunta. No puede decirse que el año pasado fuera usted el ganador más popular de la historia. ¿Cómo ha sido este año su relación con los aficionados, ha tenido problemas?

Respuesta. Este año ha sido un poco agobiante para mí. Siempre gente esperando en la puerta del hotel. Y periodistas por todas partes. Es demasiado, muy incómodo. No sólo para mí. También para el equipo. Tal vez debería cortar en cierto sentido con tanta gente pidiendo autógrafos y todo eso.

P. ¿Es tan popular en Estados Unidos como en Europa?

R. Es difícil de decir porque no vivo en Estados Unidos. Y no veo la prensa, ni las reacciones de la gente. Pero sí que veo que estoy apareciendo en revistas importantes y antes no había mucha cobertura, ni mucho menos. Esto es nuevo en ciclismo. Las cosas están cambiando un poco. Y, además, la fama es relativa. Siempre hay un lugar en el mundo donde nadie sabe quién eres. Cuando ando en bicicleta por Niza, donde vivo, nadie me reconoce. Y eso mismo me pasa en Texas. Es mejor así. La búsqueda de fama no es mi motivación.

P. ¿Ha sentido más presión pa-ra ganar este año que en el 99?

R. No, he tenido menos presión este año. El año pasado fue más duro en ese aspecto. Fue el Tour de mi resurrección y entraba en un territorio nuevo. Este año ha sido mucho más difícil en el plano físico, no en el mental.

P. En el Joux Plane sufrió una verdadera crisis. Se vio al líder del Tour desbordado, atacado por todos, sin capacidad de respuesta...

R. El de Joux Plane es un puerto fastidiado porque es tan empinado que allí se aprecia todo. Se ve cómo está todo el mundo. No hay dónde esconderse. Tuve miedo, mucho miedo, al principio, pero tenía cierta ventaja en la general. Estaba preparado para perder algo de tiempo. Entonces fue cuando Johan Bruyneel, mi director, vino detrás de mí recordándome que le sacaba siete minutos y medio a Ullrich en la general y que no necesitaba quemarme para seguir a todos. Me salieron las cuentas mejor de lo que esperaba, pero no me gustó esa experiencia. Me hizo daño. Me sentí sin fuerzas. Fue, en realidad, el día más duro de toda mi carrera. Pude perder el Tour en 10 kilómetros.

P. ¿Cuál es su conexión con Johan Bruyneel?

R. Son importantes los detalles que me envía por radio. Me dice cómo va la carrera. Johan puede prever las cosas gracias a la radio, incluso la usa en las contrarreloj. A veces es un poco molesto tener el auricular en la oreja, pero lo encuentro muy útil.

P. Volviendo al Joux Plane. ¿Por qué sufrió esa crisis?

R. Me quedé sin fuerzas y si te quedas, no puedes hacer nada. Estuve con Heras, le dejé marchar. Era lo más inteligente, pero cuando me quedé con Ullrich y me atacó, aumentó la crisis. No sabes qué hacer, así que les dejé ir. Fue lo más inteligente que se podía hacer. Me pasaron otros corredores, pero nunca intenté ir con ellos. A pie de puerto me encontraba perfecto de piernas y pensaba ganar la etapa. Pero de repente me vine abajo.

P. Se supone que el año próximo no sufrirá esos problemas...

R. No sé. Este año quizás he sido demasiado agresivo al principio y lo pagué luego, en la última semana. Sí, quizás el sobreesfuerzo de Hautacam, todas las fuerzas que gasté, lo pagué al final. Pero ese es mi estilo y, además me dio un colchón de tiempo muy grande. Así que seguiré con la misma táctica.

P. ¿Es un líder demasiado exigente con su equipo?

R. Es posible, porque a veces me cuesta comprender que mis compañeros no son tan fuertes como yo.

P. El año pasado y cuando se recuperaba de su enfermedad, su lema era carpe diem (vive al día). Sin embargo, en este Tour se le ha visto más agobiado, más agresivo...

R. Sí, puede valer para algo, pero no para ganar un Tour de tres semanas. El ciclismo es a veces un asunto político que hay que saber manejar. Hay que estar atento cada día con lo que haces tú, y con lo que hacen los demás también.

P. ¿Qué Tour le ha gustado más ganar?

R. Éste. Éste. Sin duda.

P. ¿Por qué?

R. El del año pasado fue mi revelación y en éste he confirmado que no lo gané por suerte. Y todos están aquí, todos los números uno, y los he ganado. No puede haber críticas a mi forma de ganar. Y más todavía. El recorrido de este año no iba para nada con mi forma de correr. Ha sido un Tour muy montañoso. Cuando vi el mapa por primera vez casi me caigo de espaldas. Me pareció dificilísimo. En cambio, el año pasado tuve dos contrarreloj individuales. Fue perfecto para mí.

P. ¿No piensa prestarle atención a las clásicas?

R. Las clásicas ya no me interesan mucho. Prefiero centrarme sólo en el Tour. Nada se puede comparar con el Tour.

P. ¿Y los Juegos Olímpicos?

R. Sí, pero temo no saber cómo afrontarlos. Si fueran dentro de un mes, sí, se podría mantener el estado de forma del Tour, pero son dentro de dos meses. Será complicado recuperar la forma.

P. Pero la gloria olímpica sí que le atrae...

R. Culturalmente, en Estados Unidos son casi más importantes que el Tour. Se los toman más en serio que en el ciclismo europeo. Y yo me esforzaré: he competido dos veces y no conseguí nada. Quiero cambiar eso.

P. Con la distancia con la que toma su profesión, da la impresión de que cualquier día leeremos la noticia de que deja el ciclismo. ¿Es así?

R. Terminaré en un momento determinado. Sí, tomaré la decisión y lo dejaré. Nadie sabrá cuándo hasta que no lo diga. Será una decisión entre mi entrenador, mi mujer y yo. Y no influirá cómo esté mi nivel. Aunque no esté ganando, si me veo bien seguiré.

P. Se decía que Induráin se ponía en el Tour una máscara que escondía sus emociones para que ningún rival supiera cómo se encontraba de verdad. Usted, subiendo Hautacam, llevaba tal mirada que algún ciclista al que superó subiendo confesó luego que había sentido miedo al mirarle. ¿Era su intención?

R. Se tiene que fingir de vez en cuando en la carretera porque hay cámaras por todas partes. Fingir es importante. Nadie debe ver tus emociones. Pero no fingí en Hautacam.

P. Los ciclistas españoles dicen que en el pelotón les habla en castellano. Y fuera le vemos que sólo se expresa en inglés. ¿De verdad sabe español?

R. Estudié español en el instituto de Austin, pero no sé mucho. Conozco los tacos, eso sí. Es lo primero que se aprende de cualquier idioma en el pelotón, los tacos. Y tengo conversaciones muy graciosas con los españoles.

P. ¿Le ha sorprendido el nivel del ciclismo español este Tour?

P. España ha sido el país más fuerte en este Tour, tiene corredores jóvenes, como Beloki. ¿Quién habría esperado tanto de Beloki? Seguro que ni en España pensábais que fuera a terminar tercero. Y Heras. Extraordinario. Pienso que Heras va a ser el próximo escalador explosivo. Cuando arrancaba, hacía daño de verdad. Le he sufrido mucho en la montaña.

P. ¿Ha tenido pesadillas con los ciclistas del Kelme? ¿Con Otxoa, que le impidió ganar en Hautacam, o con Botero, en el Izoard?

R. ¿Pesadillas? No, para nada. Estaban luchando por la clasificación por equipos, con el Banesto. Todos nos acostumbramos a sus luchas. La gente termina por entender eso. Botero, de todas maneras, Botero... Es un corredor muy agresivo. El que más.

P. Para pasar de verdad a la historia del Tour hay que ganar por lo menos cinco. ¿Será capaz?

R. No. Ni loco. Casi ni siquiera seré capaz de correr tres Tours más. Ya seré muy viejo para ganar.

P. Induráin ganó el primero a los 27, como usted.

R. ¿A los 27? ¿De verdad? ¿Y cuántos tengo yo? ¿28? Uhhmm, podría pensarse. No. En serio, no me veo intentando ganar cinco Tours.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
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