_
_
_
_

El día en que todo fue mágico

El día amaneció gris en Santander, pero el sol salió poco antes de que el partido de dobles entre España y Estados Unidos diera comienzo. Nadie podrá afirmar que fuera una premonición, pero lo cierto es que acabó alumbrando uno de los días más grandes del tenis español."Es un éxito rotundo del tenis nacional. Nosotros no podíamos asegurar que llegaríamos a la final", comentó ayer Javier Duarte. "Pero sí sabíamos que las coordenadas para lograrlo se habían puesto. Por eso, creo que este momento no lo podemos acaparar nosotros, sino que debemos compartirlo con todos los que nos han ayudado. Con la Federación, que confío en nosotros cuatro, a pesar de ser una fórmula de capitanía innovadora en todo el mundo, con los jugadores y entrenadores anteriores que han permitido recorrer este largo tramo hasta llegar aquí. Y sobre todo, con los jugadores actuales. Con ese grupo de tenistas que han estado dispuestos a sacrificarse para alcanzar el objetivo común".

Más información
España alcanza la final de Copa Davis

Fue precisamente éste, el sentimiento que destiló toda la fiesta que siguió a la victoria contra EE UU. La pista se convirtió en un escenario de dimensiones inmensas, en el que Corretja, Costa, Balcells, Ferrero y el G-4 fueron vitoreados y aclamados. Y allí mismo, frente a un público entregado, salieron a flote todas las sensaciones que habían permanecido alertagadas.

"Ganar la Davis", dijo Corretja, "era uno de nuestros objetivos como grupo. Llegar a la final ya supone hacer historia, pero hay que ganarla. Ahora estamos a un paso. Pero aún falta mucho". Un grupo de jugadores que comenzó en 1996 con el ascenso al Grupo Mundial. En 1997 perdieron frente a Italia en moqueta una de las eliminatorias más decepcionantes. En el 98 se estrellaron sólo en las semifinales en la moqueta sueca. Y en el 99 perdieron con Brasil en Lleida, pero salvaron la permanencia.

Hasta que esta temporada el sorteo favoreció el potencial del equipo español. Por primera vez en muchos años, iban a disputarse todas las eliminatorias en casa, y en tierra batida. Y entonces, Agustí Pujol, presidente de la Federación, decidió tomar cartas en el asunto, habló con los jugadores, prescindió de Santana y dio el mando al G-4. "No era fácil", asegura Agustí, "pero creo que era lo mejor". Con Javier Duarte, Josep Perlas, Jordi Vilaró y Juan Bautista Avendaño, el equipo voló hacia la final: ellos cuatro han creado como tenistas a la mayoría de jugadores actuales. Ayer, en la pista, el equipo se paseó con una camiseta con esta inscripción: Australia-España, Barcelona 2000. La pugna se ha establecido ya entre Barcelona y Madrid y sus respectivas instituciones.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_