Cómo arrancar una sonrisa
Arrancar una sonrisa con la mirada. Éste es el reto que se han marcado los 20 participantes del curso de clown y teatro contemporáneo que imparte hasta finales de mes un especialista francés del género, Michel Cerdá, en la sala Cuarta Pared. Actores profesionales y aficionados se dan la mano y ejercen esta quincena el oficio de payaso.La parte más difícil del clown es "la improvisación", según estos aprendices. Cada vez que salen al escenario se les abre un universo nuevo. La actuación la marcará la respuesta que reciban del público en esos primeros instantes. La mirada juega aquí un papel fundamental para controlar cualquier impulso externo. "Los actores tienen que observar cuál va a ser su número, porque ellos son los que escriben su historia y en ese mismo momento", reconoce Cerdá. Este francés de 42 años creó la compañía La Vardaman en 1986.
Para escribir su historia basta un simple ruido del patio de butacas, el gesto de un espectador o las propias sensaciones del actor. A partir de ahí, la simpática bola roja de la nariz se pone en movimiento y comienza la actuación. Las palabras pueden reforzar la historia, pero el mayor peso se lo llevan la mirada y los movimientos del cuerpo. "Lo que me parece más difícil para los clowns es rescatar la inocencia del público y conseguir arrancarles una sonrisa sincera", señala Chus Castrillo, una actriz de 38 años que siempre ha interpretado papeles dramáticos en series de televisión como Al salir de clase o Raquel busca su sitio. "Me ha interesado este curso porque estoy harta de ver cosas terribles en la televisión. El público se ha vuelto muy impermeable y creo que hay que intentarle llegarle al corazón", explica Castrillo.
Las clases se imparten en la sala de representaciones, entre paredes pintadas de negro. Los alumnos se ponen en un corro y en medio sale a ensayar cada participante. Así aprenden de sus fallos y ven las técnicas de los demás. También les sirve para perder el miedo al escenario. "Para mí se centra en lo principal, como es el estar en el escenario, saber respirar y enfrentarte a hacer reír al público. Creo que puede convertirse hasta en una filosofía de vida", confiesa Silvia Navarro, una actriz de 27 años que comenzó en la escena hace nueve.
Después se ponen en marcha los consejos del profesor, entre los que destacan arrastrar la atención del público a cualquier parte del escenario; hablar en voz baja, pero en el momento preciso, o reflejar por gestos lo que se siente. "Desarrollar" es el verbo más empleado en la Cuarta Pared estas semanas. Eso les repite Michel Cerdá a sus aprendices cuando han encontrado un filón.
El momento culminante llega al final, con la salida del escenario. El clown debe conseguir que "el público quiera que la actuación dure más", según Cerdá. No basta un adiós y salir por detrás. Ahí acaba "el teatro en soledad y el mostrarse como uno es", tal y como lo define Mar Lombardo, una participante de 25 años que simultanea su afición a la escena con su trabajo de teleoperadora.
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