Las federaciones alaban la labor de Chaves y ocultan sus preferencias
"Unidad"
Los discursos, a puerta cerrada, de los líderes de las federaciones, fueron ayer una especie de bálsamo que trataba de curar las heridas que se han abierto en los últimos días por culpa de las normas de la elección del nuevo secretario general. A excepción de los dos representantes guerristas, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y José Acosta, todos los portavoces alabaron la gestión de la Comisión Política y muy especialmente de su presidente, Manuel Chaves, en la preparación del congreso. Todos evitaron siquiera aludir al posible apoyo que darán a uno de los dos candidatos favoritos -Bono o Rodríguez Zapatero- y alguno incluso dejó claro que su delegación tendrá total libertad de voto.Comenzó José Asenjo, portavoz de Andalucía, la delegación más importante -sus delegados representan casi el 30% del total y son, sin duda, clave del triunfo-. El secretario general de Málaga, que ya había recibido una ovación por la mañana, acaba de sufrir un atentado de ETA en el que salvó su vida, la de su mujer y la de su hija gracias al fallo del explosivo colocado en su coche. Asenjo, como era de esperar, elogió a Chaves, líder absoluto del PSOE andaluz en los últimos años.
Lo que no era tan previsible es que todos los portavoces comenzaran sus intervenciones apoyando sin fisuras la gestión de Chaves desde que, el pasado abril, tomara las riendas del PSOE tras la dimisión de Joaquín Almunia. El representante de Cataluña, José Montilla, primer secretario del PSC, abogó además por la "renovación" del partido y por la implantación de las primarias para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno. Montilla anunció además que su delegación, partida como todas las demás, tendrá libertad de voto para decidir quién quiere que sea el nuevo secretario general.
Todos querían pasar de puntillas por los problemas del pasado para centrarse en las soluciones que el PSOE necesita para enfrentarse a un complicado futuro. Otra de las características comunes a los discursos de los portavoces, en general muy pausados, era la petición, casi súplica, de que "la unidad" protagonice el congreso, en contraste con los anteriores cónclaves. Se coincidía en que la desunión y las guerras fratricidas son causas principales de la complicadísima situación del PSOE.Pero el asunto clave, el que ayer producía más comentarios, esto es, si tal o cual delegación se decanta por Bono o Zapatero, no surgió en los discursos de los portavoces. La confusión y la incertidumbre son tales que los discursos fueron muy medidos para evitar que, en el paraíso de la rumorología, los delegados trataran de interpretar en uno u otro sentido las frases de sus líderes. Aunque algunos lo intentaban, y cuando Montilla hablaba de "renovación", muchos querían entender que de alguna manera estaba diciendo que el PSC apoyaría a Zapatero, porque, al parecer, es una palabra relacionada con el diputado leonés.
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