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El fiscal pide 22 años para un vecino de Alcalá acusado de asfixiar a una amiga tiró a un río

Tapó la boca y la nariz de la mujer con papel de alumnio y la

Apropiación indebida

El cadáver de María Esther Sánchez, de 36 años, fue hallado el 30 de septiembre de 1996 flotando sobre las aguas del Henares. La chica llevaba ahí 21 días. No murió ahogada, sino asesinada por asfixia. Antonio Ocampos Malpartida, El Rana, fue detenido dos meses después como supuesto asesino. El fiscal le pide 22 años de cárcel. Una deuda de 400.000 pesetas fue el móvil del crimen.El asesinato ocurrió el 9 de septiembre de 1996. María Esther acudió ese día al domicilio de El Rana, de 24 años, para que le devolviese las 400.000 pesetas que un mes antes le había entregado para que se las guardara. El dinero pertenecía en realidad a Salvador P. B., compañero sentimental de María Esther, que estaba preso. El acusado citó a la chica en su domicilio con el supuesto propósito de devolverle el dinero y lo que en realidad hizo, según el fiscal, fue matarla.

En casa de Ocampos, éste y María Esther mantuvieron una fuerte discusión. Él la empujó y ella cayó al suelo y se golpeó en la espalda sobre una mesa. El acusado, según el fiscal, aprovechó que María Esther estaba casi adormilada por la ingesta de drogas y alcohol e intentó estrangularla. Al ver que seguía con vida, "le colocó una máscara de zinc en la cara, tapándole sus orificios nasales y boca", lo que le causó la muerte. Luego arrojó el cadáver al río Henares.

La defensa del acusado, en su escrito, se limita a señalar que no está de acuerdo con los hechos que describe el fiscal "porque no se corresponde con la realidad", y por ello pide la absolución.

El abogado de la madre de María Esther, que actúa como acusación particular, solicita una condena de 23 años de cárcel para El Rana por cuatro delitos: homicidio, apropiación indebida de 400.000 pesetas, falsedad de documento y estafa. Según la familia, los hechos ocurrieron así: el 19 de agosto de 1996, María Esther telefoneó a El Rana, amigo suyo y de su compañero sentimental, Salvador P. B., para informarle de que éste había sido detenido. Fue cuando le entregó las 400.000 pesetas, dinero que, según le dijo, pertencía a Salvador y que debía custodiar. En esa cita, los dos firmaron en una servilleta de papel, a modo de recibo, la entrega y recepción del dinero. La servilleta la guardó María Esther como prueba.En un momento dado, Salvador y María Esther convinieron en recuperar las 400.000 pesetas para pagar al abogado. Fue cuando ella telefoneó a El Rana y quedó citada con él. Cuando días después, en casa del procesado, éste comentó a María Esther que no podía devolverle el dinero, se produjo la discusión y el posterior forcejeo, en el que María Esther se dio un golpe contra la mesa y el acusado le tapó la boca y la nariz con papel de aluminio.

Antes de arrojar el cadáver al río, El Rana se quedó sus pertenecias, una cartilla de Caja de Madrid, una chequera y la servilleta utilizada como recibo de la entrega de las 400.000 pesetas. Modificó lo escrito en ella y escribió lo siguiente: "Yo, Antonio devuelvo las 400.000 prestadas a Esther". Debajo estampó su firma y simuló la de su víctima. Luego acudió a la casa donde viven los hermanos de Salvador (el encarcelado y dueño del dinero) y les enseñó la servilleta falsificada, y siguió haciendo vida normal.

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Salvador creyó que María Esther había huido con las 400.000 pesetas y escribió a la madre de ésta, en Guadalajara, indicándole que su hija "era una traidora". Días después fue hallado el cadáver en el río. La investigación se centró en El Rana, pero éste se valió de la servilleta y del falso testimonio de una amiga que decía haber visto a la víctima con un fajo de billetes días después de su desaparición. Esta mujer se retractó luego y eso propició la detención de El Rana. El juicio se va a celebrar con jurado en la Sección Cuarta de la Audiencia de Madrid.

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