Una ejecutiva en el limbo
Con el escepticismo de todos y el rechazo de distintos sectores del PSOE, el comité federal del partido decidió hace casi tres meses convocar un congreso ordinario, el número 35 de su historia, desoyendo voces de ese órgano, desde el ex ministro Carlos Solchaga hasta el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Éstos pidieron el cumplimiento de los estatutos del partido, según los cuales, ante la dimisión del secretario general y, por tanto, de su ejecutiva, el comité federal debe convocar un congreso extraordinario con un plazo máximo de 40 días para proveer al partido de un nuevo líder y un nuevo equipo dirigente. Pero no fue así y se mantiene formalmente la apariencia de congreso ordinario cuando el día a día indica a los socialistas que todo les está resultando "extraordinario y excepcional". La muestra la tendrán el primer día de congreso, cuando el secretario general saliente, Joaquín Almunia, no suba a la tribuna de oradores para rendir el clásico "informe de gestión" de la ejecutiva federal. No hay tal ejecutiva, no hay informe de la misma y, por tanto, no se vota la labor de quienes han regido la vida del PSOE en los tres últimos años. Hay un velo de silencio respecto a quién ha decidido que las cosas sean así. En la práctica significa la defensa o preservación de Almunia y de los anteriores miembros de la ejecutiva para que no tengan que exponerse ante un auditorio de más de 3.000 personas, entre delegados e invitados. Manuel Chaves, presidente de la Comisión Política, llenará ese hueco con una intervención para explicar la labor de la gestora desde que se hizo cargo del partido tras la dimisión de Almunia y su ejecutiva en la noche del 12 de marzo. Pero Almunia sí acudirá al congreso como invitado al ser miembro del comité federal; es decir, sin voz ni voto. En la misma situación estará el ex presidente del Gobierno Felipe González y miembros de la anterior ejecutiva como Alfredo Pérez Rubalcaba, Juan Manuel Eguiagaray y Ramón Jáuregui. Éstos lo harán en su condición de diputados. Si Almunia hubiera seguido los estatutos, tal y como le pidieron algunos compañeros de ejecutiva, el equipo que salió elegido en el anterior congreso hace tres años estaría en funciones al frente del partido hasta que sea elegida en el congreso una nueva dirección.
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