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Paseo portugués

Figo condujo a la victoria a Portugal con una espléndida actuación y dos asistencias

Santiago Segurola

EUROCOPA 2000Cuartos de final

Con la misma elegancia de sus partidos anteriores, Portugal despachó a Turquía en un partido que tuvo como protagonista a Figo. De nuevo fue decisivo en los momentos cruciales, cuando al juego le faltaba la punta de agresividad necesaria. Dos estupendas jugadas suyas fueron aprovechadas por el joven Nuno Gomes, que parece dispuesto a resolver los problemas portugueses con el gol. Por lo menos está a un palmo de la portería para empujar los centros de Figo. Esta clase de delanteros no abundaban en una selección que solía desinflarse en el área.Nuno Gomes no sólo tiene las condiciones de los oportunistas. Sólo cuenta 21 años y sabe jugar. Está en la línea del resto del equipo. Portugal es un ejemplo de armonía en el uso del balón. El juego discurre fluido, sin aparente esfuerzo, con una naturalidad que causa admiración. El hombre que refleja todo el estilo es Rui Costa, mediocampista excelente. Da gusto verle cuando conduce el balón, cuando se gira, cuando toca a derecha o izquierda, cuando se perfila para el remate. Sin embargo, su importancia es menor que la de Figo. En los momentos comprometidos, Figo tiene un plus sobre el resto del equipo. Decide ganar los partidos y no son pocas las veces que lo consigue.

PORTUGAL-TURQUÍA 2-0

Manuel Caballero: oreja; aplausos. Manuel Díaz, 'El Cordobés': oreja; dos orejas. Eugenio de Mora: oreja; dos orejas. Plaza de Tolosa. Segunda de feria. Tres cuartos de entrada.

Dos acelerones de Figo dieron la victoria a Portugal, que se movió con una comodidad extrema. Turquía llegó al partido con el convencimiento de que había tocado techo en la Eurocopa. Fue un equipo menor que intentó desplegar el juego que le caracteriza. No parece corto de jugadores de clase, pero en el terreno colectivo se observan negligencias de primer orden. Por supuesto no ayudó a los turcos la temprana expulsión de Alpay, que lanzó un leve golpe al pecho de Couto. Este Couto, que no tiene piedad con nadie, hizo todo el teatro del mundo. El árbitro tragó y expulsó al jugador turco. Desde ese momento, el partido quedaba decidido. Sólo era cuestión de esperar los goles portugueses. O de esperar a Figo.

De dos jugadas suyas por la derecha surgieron los dos goles. Los laterales turcos no encontraron la forma de pararle. Esta vez, Figo decidió conceder a Rui Costa la dirección del equipo. Magnífica decisión porque su posición como extremo complicó todavía más la vida a los turcos. Con diez jugadores, lo peor que podía sucederles es encontrarse con un equipo que abría el campo por los lados. Tarde o temprano, llegarían los goles. Llegaron a poco del final del primer tiempo y en el arranque del segundo. Suficiente para convertir el partido en un paseo portugués.

Turquía desaprovechó su única oportunidad en el último minuto del primer tiempo. Un error de la defensa portuguesa -en ese capítulo es una selección que despierta muchas sospechas- permitió a Arif desbordar a Couto, que le derribó en el área. Víctor Baía detuvo el penalti y eliminó cualquier complicación para su equipo. Fue una manera de compensar varios errores anteriores y posteriores.Por ahora, Portugal ha tenido la suerte de no pagar los errores de su portero. El resto del equipo confirmó la excelente impresión que había causado en la primera fase.

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