El capadocio con Alfonso
Varios medios han calificado de milagroso el triunfo de nuestra selección ante Yugoslavia, rematado con ese ya mítico gol de Alfonso logrado a sólo treinta segundos del final. Empeñado como estoy en la cruzada del racionalismo más marcial -porque tú, racionalismo marcial, como dice la canción, eres el más grande-, a mí la sola intención, incluso metafórica, de la palabra milagro, me hace, habitualmente, ponerme a la defensiva. Las religiones y las sectas -que son las religiosas que, al menos, de momento no han ganado un Mundial de fútbol- han causado, y siguen causando, tantos estragos con su apelación tan constante como irracional al milagro que, sin duda, la mejor noticia de la Eurocopa, incluida la momentánea clasificación de España, es esa ley que, el jueves, aprobó la Asamblea francesa que ha introducido por primera vez en Europa el delito de manipulación mental, un paso decisivo en la lucha contra las sectas, aunque no, claro, contra las religiones, porque éstas están protegidas contra cualuqier ley que coarte sus actuaciones por sus miles de triunfos en los más variados campeonatos organizados por todo tipo de mafias.Y, sin embargo, arrastrado por un puro azar profesional, el miércoles, antes del partido, encendí en casa una velita al mago Apolonio de Triana, ciudad de Capadocia, que, probablemente, contribuyó a que, durante todo el partido, incluidos los momentos más duros, tuviera una confianza absoluta en el triunfo de España. La víspera del partido, traduje al castellano Lamia (en griego, el coco, el fantasma con el que se asusta a los niños), título de un artículo que el poeta Cavafis publicó, en 1892, en el diario alejandrino Tilégrafos. En ese artículo Cavafis analiza Lamia, el poema homónimo de John Keats, de unos 700 versos, cuyo argumento, una maravillosa historia de fantasmas, está tomado del capítulo 25 del libro IV de la Vida de Apolonio de Triana (Gredos, excelente edición de Alberto Bernabé, 1979) de Filóstrato. La simpatía de Cavafis por el mago Apolonio de Triana -una especie de Rappel a lo bestia: es del nivel de Jesucristo, porque hasta llegó a resucitar algún muerto- me alcanzó en pleno cerebro llevándome a leer a Filóstrato y el propio Keats que narra así en Lamia la victoria de España frente a Yugoslavia: "Were strewn rich gifts, unknown to any Muse / Though Fancy's casket were unlocked to choose" ("Había esparcidos ricos regalos, desconocidos para cualuqier Musa / Aunque el cofre de la Fantasía estaba abierto para elegir").
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