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EUROCOPA 2000Los partidos de ayer

Holanda resuelve un choque de altura

Francia, que se enfrentará a España en cuartos, demostró su potencial incluso con un equipo plagado de reservas

José Sámano

Un partido de momentos brillantes y gran intensidad dejó ayer un recado para España: en Francia, el perdedor de la noche, hasta los reservas son todo un hueso. Basta comprobar que con su equipo B, con sólo un titular (Desailly), ofreció una respuesta magnífica a Holanda, que envidó con todo lo que pudo, que no es poco. Los reservas de Roger Lemerre, cuyo equipo sólo se jugaba el primer puesto, al igual que Holanda, no restaron un gramo de fescura al duelo. Quizá porque ambos sabían que España, pese a todo, siempre es un incordio. Además de evitar a los españoles, Holanda, que se mostraba ante su público, quería evitar desplazarse a tierras belgas para los cuartos, para lo que precisaba la victoria. Un triunfo que se le atragantó en exceso por el tamaño del rival y por su contraproducente tendencia a manejar sólo una orilla del campo. Frank Rijkaard inunda el equipo de zurdos y hasta cinco titulares sólo manejan la pierna izquierda, sin contar a Overmars, que tiene salida por los dos perfiles. Para un equipo que tiene como primera premisa conquistar las bandas para ensanchar el campo, la inclinación de Rijkaard no parece la adecuada. Y mucho menos para una selección que ha heredado de sus ilustres antepasados que los encuentros se dirimen a través de la pelota. De su posesión y mimo. En este capítulo Davids y Cocu, los dos medios centros holandeses, no son los más adecuados. Nadie les discute su predisposición al oficio, pero en la filosofía holandesa sobra uno.En los dos partidos anteriores, al anfitrión holandés se le había abierto la misma herida. Frente a Francia no fue una excepción, aunque el equipo local se sostuvo mejor que en ocasiones anteriores mientras Bergkamp y Kluivert se dieron cuerda el uno al otro. Los franceses adelantaron demasiado la defensa y, a falta de una mente privilegiada en la media naranja, Bergkamp se retrasó unos metros para descargar sobre el ariete. Y en ocasiones hacia los extremos, donde Zenden, por la izquierda, siempre está más auxiliado que Overmars, que se busca la vida como puede.Víctima de su propio enredo, Holanda, muy dubitativa, no se asomó al juego hasta que Francia le cobró ventaja en su primera llegada, un córner lanzado por Micoud, en el que los holandeses hicieron pasillo a Dugarry, uno de los bombazos de la noche por su sobresaliente partido.

Pronto respondió Kluivert, que ganó por piernas a la adelantada zaga de los campeones del mundo. Holanda se sintió aliviada y trenzó sus mejores momentos de la noche, culminados con una preciosa jugada entre Davids y Zenden que cerró Bergkamp con un cabezazo al larguero. Francia resistió lo suficiente como para que Micoud y Pires se quitaran el polvo. Dos futbolistas de clase, sobrios para armar un fútbol sedoso y de trazo corto con el que desnudaron a Davids y Cocu. A partir de Micoud y Pires, los franceses equilibraron la batalla y el partido multiplicó su enorme interés. Por muchos suplentes que tuvieran los franceses, aquello iba en serio. Como se advirtió con el extraño gol de Trezeguet, que desvió un trallazo de Wiltord tras un córner de nuevo mal defendido por los holandeses.

Contra un aspirante al título tan rebajado por las ausencias, Holanda sintió pavor. Atormentada por no ganar la posesión, el equipo de Rijkaard estuvo incómodo, muy incómodo. En ataque y en defensa, donde Stam no estuvo a la altura. Un error suyo al achicar dejó solo a Dugarry frente a Westerveld, que le sacó un remate muy claro con la pierna. Francia masticaba el encuentro, con arrestos de campeón, que tiene de sobra, con titulares y sin ellos. Pero se topó con uno de los goles del campeonato. Mientras sus chicos hablaban con Lama sobre cómo colocar una barrera en una lejanísima falta, Frank de Boer lanzó un misil impresionante, preludio del gol de Zenden tras un estropicio de Leboeuf. El vuelco del resultado no restó un ápice de intensidad al duelo, que se mantuvo en plenitud hasta el final. Con el juego un tanto racheado, pero con detalles fabulosos. Como corresponde a dos equipos de pedigrí que jamás defraudan por su apuesta. Holanda porque lo lleva en las venas y Francia porque está en plenitud. Juegue quien juegue, es todo un hueso.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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