El festival Sónar 2000 arranca hoy con un homenaje al mundo 'gay'

El Sónar que arranca hoy en Barcelona es uno, pero sus caras son múltiples. Como Festival de Música Avanzada y Arte Multimedia, la séptima edición vuelve a ocupar día y noche -CCCB y pabellón de la Mar Bella, respectivamente- sonidos de corte experimental y sonidos de orientación bailable. La presencia esta noche de Marc Almond y Fangoria ha de ser entendida, según la organización, como un homenaje al mundo gay.

El gay, subrayan Ricard Robles, Enric Les Palau y Sergi Caballero, responsables del Sónar, "es un mundo de mentalidad artística mucho más abierta que la del mundo heterosexual. Todas las grandes revoluciones musicales recientes han nacido en clubes gay". De la insistencia en el hip-hop en el programa, dicen que ha de ser leída "como un apoyo a una escena emergente que además, en España, es muy permeable a la escena electrónica". Y la apuesta creciente por sonidos no estrictamente techno "no es más que el reflejo de las mutaciones que el techno está sufriendo al contactar con estilos como el pop o el rock. Nunca hemos sido fundamentalistas en este sentido y creemos que las grandes innovaciones se cuecen en los ámbitos del techno". En materia de instalaciones, los organizadores del Sónar plantean un problema de la ciudad, "una Barcelona que está estrenando nuevos equipamientos culturales que no recogen la necesaria polivalencia precisa para enseñar cultura viva. Se hacen auditorios que sólo sirven para escuchar música, se construyen museos sólo útiles para exponer en el sentido clásico del término, ¿pero dónde están esos multiespacios polivalentes que exige la creación cultural contemporánea?", se preguntan.

En lo referente al cartel, tras el preámbulo de lujo de anoche con Karl Stockhausen, "papá del techno", la noche de hoy en la Mar Bella, tradicionalmente la noche de los artistas con más tirón popular del Sónar, se consagra al encanto de Marc Almond y Fangoria, cuyas actuaciones serán separadas por el pincha canadiense John Acquaviva. De remate, house calentorro a cargo de David Morales. Una noche para la lentejuela, vamos. Para que no falte de nada, el responsable del sello Talking Loud, Gilles Peterson, realizará una sesión ecléctica. Luego, los alemanes Funkstörung darán un concierto de música para volar sin moverse del sitio (rollo plácido, pulsión inerte), y sus sonidos serán evaporados después por el empuje de A Guy Called Gerald, o sea, drum & bass para el calambre. Todo esto ocurrirá en el SónarPub, mientras que en el SónarPark el festival dará una nueva prueba de eclecticismo con Death in Vegas, un grupo con actitud y sonido digamos rockero, pero con intención electrónica. Su música, ensalada de múltiples condimentos y evocación progresiva, dará paso a Super Collider, o, lo que es lo mismo, funk marciano. Cerrando noche en el SónarChic, un nuevo escenario en la Mar Bella situado junto a la puerta de acceso, los alemanes Akar & Grinser demostrarán que también se puede hacer techno canalla y revisar a Iggy Pop. El Sónar de día ofrece como plato de gran interés la actuación de Génesis P Orridge, un verdadero freaky capaz de dinamitar las convenciones y el sentido común. Lo hará junto a Etant Donnés y Mark Cunningham, otros incalificables; eso sí, menos extremos. El ruidismo de Otomo Yoshihide y los sonidos de Tone Rec marcarán la pauta en SónarMacba, mientras que el hip-hop adelantará su gran desembarco de mañana con la actuación de El Disop en el SónarVillage.