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Entrevista:ENRIQUE MOCHALESESCRITOR

"Para vender en este país es necesario montar el paripé"

Hasta donde le lleva la memoria, Enrique Mochales (Bilbao, 1964) se recuerda creciendo con un lapiz en la mano: le servía para trazar dibujos y escribir historias. Estudió Bellas Artes pero, a los 23 años, plasmó en un cuento su desgarro y ganó su primer premio literario. Así eligió su destino. Ha publicado Mermelada amarga y apareció en la antología de autores vascos Los que más cuentan. Hoy presenta en Bilbao su última obra Me das miedo cuando bailas (Huerga y Fierro Editores), título de uno de los 18 relatos de un trabajo de cinco años.Pregunta. ¿La presentación de un libro durante la Feria significa que la promoción es una exigencia para vender?

Respuesta. Se promociona más a los grandes escritores. De hecho, los premios que se suelen dar en las ferias no sirven para nada; se dan a alguien que ya está consagrado. No son un empujón para nadie, cuando deberían de servir para impulsar la carrera literaria de los escritores emergentes.

P. Entre los escritores de éxito, los hay que rechazan acudir a firmar libros. ¿Usted se negaría o le haría ilusión tener colas?

R. Si lo haces, te conviertes en un escritor multimierda, en un animal de los medios, como Lucía Etxebarria, Juan Manuel de Prada y Espido Freire. No estoy seguro de si me prestaría al juego. Aunque, para vender en este país, es necesario montar el paripé. Actualmente, se ha instaurado una especie de star sytem y el ejemplo lo tenemos en Espido Freire. A esa chica le han subido desde la nada a las alturas. Me parece un poco excesivo, pero el star system funciona con algunos. Otros tenemos que andar no a un nivel marginal, pero sí de otra forma.

P. ¿Quiere decir que se está primando el negocio a través de las grandes editoriales?

R. Por supuesto. Eligen el perfil del escritor que les conviene en ese momento, con el que pueden jugar publicitariamente. Es una inversión. Yo comprendo que ahora los escritores tienen que convertirse un poco en showmans, pero a mi me gustaría otro concepto del escritor: alguien que no necesita ser una estrella. La fama no es tan importante.

P. ¿Se puede ser un escritor de éxito y que nadie conozca tu rostro?

R. Me gustaría. De todas formas hay modas; ahora, se está promocionando muchísimo la literatura femenina dirigida también hacia los hombres. Hay demanda de mujeres; a veces, en detrimento de lo que escriben los hombres.

P. ¿En qué se inspira para escribir?

R. Escribir es un acto catártico. Hay quien dice que es un exorcismo para superar conflictos. Otros dicen que cuando escribes sacas toda tu basura y la quemas como si fuera una hoguera.

P. El título del primer relato de Me das miedo cuando bailas es Mi padre nunca me dijo que era el mejor. ¿Es más biografía o imaginación?

R. Los cuentos son una forma de reinterpretar la realidad. [Sonrisa]. No se me ocurre nada más.

P. En algunos de sus cuentos se entremezcla crueldad y ternura ¿Es eso una especie de perversión sutil?

R. Yo creo que la juventud de ahora es muy cínica, está muy descreída. Yo también tuve una época de crueldad y de sarcasmo. Cuando todo eso se mezcla con la ternura, con la inocencia y con el amor, da unos resultados muy interesantes. No sé si se llama perversión o cómo. Es cierta atracción por el abismo.

P. Su escritura es muy visual, muy rápida, se ve. ¿Escribe pensando en imágenes?

R. Yo tengo un ritmo mental que me va indicando. Trato de convertir un discurso en música. Y, desde luego, me lo tengo que pasar bien. Necesito disfrutar escribiendo. Si es tedioso, hace mucho calor o no me apetece, no escribo. Es una mezcla de disciplina e inspiración.

P. Sus cuentos son muy directos, sorprenden y terminan de forma inesperada. ¿Lo plantea así?

R. El cuento es como una caja con sorpresa dentro, que es el final. Yo prefiero que quede en el aire, incluso que la sorpresa no esté en el final, sino detrás. Algo va a suceder, pero no queda claro qué es.

P. ¿Cuánto tiempo ha tardardo en escribir los 18 relatos de su última obra?

R. Es una selección de cuentos escritos entre 1995 y 2000. En ocasiones, me obsesiono con un relato. Puede ocurrir que un cuento salga por sí solo; aunque es difícil. Otras, tienes los diálogos en la cabeza y escribes rápido. Y luego, hay algo que me preocupa y es que, a veces, tengo miedo de escribir ciertos cuentos porque me asusta que puedan cumplirse.

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