Doce minutos malditos

Los Ángeles Lakers salvaron el campeonato de la NBA en los doce minutos del último cuarto del séptimo partido contra los Blazers de Portland. En una de las más espectaculares recuperaciones de la historia NBA, el equipo de Phil Jackson, Shaquille O'Neal y Kobe Bryant borró en doce minutos una diferencia en contra de trece puntos y eliminó a los Blazers de Scottie Pippen y Arvydas Sabonis por 89 a 84. Los californianos empiezan a disputar el anillo mañana en casa ante los Indiana Pacers que dirige Larry Bird. Será la final oficial, pero el último partido entre los dos mejores equipos de esta temporada en la NBA fue el vibrantemente disputado el domingo en California.Los Lakers, con todo a su favor (mejor entrenador, mejor jugador, mejor Liga regular) estaban abocados a ganar este año el campeonato de la NBA. Sin embargo, con sólo doce minutos por jugar, el presunto equipo campeón era un dechado de impotencia. Los Blazers, ambiciosos, seguros, decididos, dirigidos en la pista por un Pippen mesiánico y con un Sabonis infranqueable llegaban al último cuarto del partido con 13 puntos a favor, incluso 15 al comienzo del último periodo. El Staples Center -con medio Hollywood en las gradas, empezando por el gran padrino, Jack Nicholson- se hallaba en estado de choque. Palabra de Magic Johnson: "Estoy muy frustrado".

El campeonato -porque a nadie se le oculta que los Pacers disputarán la final como unos intrusos, sólo por el capricho geográfico de que se libra entre la conferencia Este, que ganaron, y la conferencia Oeste- se les escapaba de las manos a los O'Neal y compañía. La situación, de repente, dio un vuelco en el último cuarto, desastroso de los Blazers, que no veían modo de encestar. Para colmo, Sabonis, que tuvo maniatado a O'Neal todo el partido, dejó la pista temporalmente con cinco personales a cinco minutos del final. Ahí se acabó Portland. El equipo de casa, que se había rehecho en el marcador ayudado por la increíble racha de fallos de su rival, quedó como dueño de la pista.

Recuperada lentamente la puntuación, la catarsis colectiva se produjo cuando quedaban sólo 40 segundos de juego. Kobe Bryant hizo un pase en globo a O'Neal que remachó un mate que puso a los Lakers con 85 a 79. El gigante, habitualmente contenido, estalló como un poseso y se fue corriendo hacia su banquillo, transfigurado y con los dos brazos en alto y los dedos índice dirigidos al público. El reventón de tensión, la resurrección del equipo, produjo una invasión de la pista: por fín se garantizaba el pase a la final que debe dar el anillo a los Lakers. Unos segundos antes, todo parecía perdido.

Phil Jackson lo dijo luego, evocando una remontada idéntica con los Bulls en 1992, entonces en el sexto partido, que les dio su segundo campeonato, también ante los Blazers. "Tenía mucha más confianza entonces en aquel equipo", de Jordan y Pippen, que en este de O'Neal y Bryant. "Ya había ganado un campeonato. Creo ha sido una piedra angular para este equipo".