Cantos de sirena
Lo único que veía en ese momento eran los tres palos de la portería, que, sin redes ni portero, me llamaban como las sirenas a los marineros. Jamás había conseguido un gol jugando al fútbol en el colegio y ése era el momento de ingresar en el club de los elegidos. Por fin, cuando se hiciese la selección de quién juega con quién, yo no quedaría entre los descartados.¡Gooool! Entré a trompicones hasta la portería con el balón enredado entre mis pies. No era un golazo, pero era mi gol: mi primer gol. Me volví para celebrarlo con mis compañeros de equipo y, al ver sus caras, comprendí que acababa de cavar mi tumba futbolística marcando un gol en propia meta.- Jesús Orbea Mira.
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