La Compañía de Teatro Clásico ofrece a Cervantes visto por Joan Font
Joan Font, el alma de Comediants, dirige Maravillas de Cervantes, el último montaje de la Compañía Nacional de Teatro Clásico que podrá verse en Sevilla desde hoy hasta el día 28. Font, que se enfrenta por primera vez a un texto del Siglo de Oro, ha utilizado su habitual lenguaje atrevido y contemporáneo para poner en escena cinco entremeses de Cervantes. Andrés Amorós, hasta ayer director de la Compañía de Teatro Clásico, se hará cargo hoy del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), donde continuará con la "política de renovación" que ha aplicado a la compañía.
"La Compañía Nacional de Teatro Clásico ha conseguido pasar de un montaje en 1999 a los cinco que se harán este año con una lectura muy actual. Queremos hacer un teatro que interese a todos, por eso contamos con directores como Joan Font, Calixto Bieito o Albert Boadella. Son gente de sobrado prestigio en el teatro que atrae especialmente a los más jóvenes", comentó Andrés Amorós, que ha querido estar en el teatro Lope de Vega de Sevilla en su último día al frente de la Compañía Nacional."Los entremeses de Cervantes tratan temas elementales. Son como un viaje al interior del ser humano. El engaño, la juventud frente a la vejez y la hipocresía aparecen ante nosotros con planteamientos inteligentísimos que Cervantes realizó a través de personajes corrientes, de gente del pueblo", comentó ayer Joan Font, que dirige a una veintena de actores. Los habladores, una obra atribuida a Cervantes, tiene un lenguaje que "arrastra a los personajes, como si se tratase de la disparatada verborrea de Groucho Marx o Darío Fo", en palabras de Andrés Amorós, unifica el montaje.
"Aunque son cinco historias distintas, el texto de Los habladores sirve de hilo conductor y le aporta globalidad al espectáculo, que está inspirado en los arquetipos de la Comedia del Arte, pero con un toque muy personal", asegura Joan Font.
La obra, que incluye también La elección de los alcaldes de Daganzo, El viejo celoso, La cueva de Salamanca y El retablo de las maravillas, sale del espacio físico del escenario para encontrarse con el público. "Los actores damos la bienvenida a los espectadores a las puertas del teatro, los implicamos en las historias y, además, nos despedimos de ellos personalmente", comentó ayer Gregor Acuña, el protagonista del entremés La cueva de Salamanca.
Acuña, que procede del Instituto del Teatro de Sevilla, forma parte del elenco que Font ha seleccionado. Estos 20 actores, que consideran la puesta en escena como un "maravilloso juguete con el que pasarlo bien", no habían trabajado juntos antes.
Cristina Samaniego, que procede de la compañía sevillana Atalaya, aseguró ayer que el director de escena "ha conseguido que fundamos nuestros modos de trabajo. Ha logrado que olvidemos nuestra forma de trabajar, algo difícil para un actor, y que encontremos otra nueva", asegura la actriz.
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