¿Alpinistas o astronautas?
ENVIADO ESPECIAL"Con oxígeno artificial, astronautas; sin él, alpinistas", sostiene Iñaki Ochoa de Olza, líder de la expedición navarra Retena Odisea. "Sin oxígeno, asfixiados; con él, cumbre". replica su compañero Koldo Aldaz. Once de la mañana del día 17. 23 alpinistas, ninguno de ellos español, se encaminan hacia la cima del Everest por la temible cara norte, todos con ayuda de oxígeno artificial. Diez minutos más tarde, el campamento japonés estalla en un grito de felicidad que se mezcla con la voz entrecortada que se desprende de un radiotransmisor conectado a un altavoz. Hablan desde la cima. Hablan con la cima. El éxtasis.
Aldaz es el único componente de la expedición navarra que cargará con botellas de oxígeno para cumplir su sueño: mirar el mundo desde el punto más alto del planeta. Acaba de abandonar junto a sus compañeros el campo base avanzado y en dos días tratará de atacar cumbre. Tras sus pasos, los siete escaladores de TVE, con Oiarzabal y Zerain a la cabeza, los vascos de Euskaltel, los multiprovinciales de IPIX con Vidal, Corominas y la valenciana Rosa Real... Todos empeñados en ascender sin ayudas artificiales. La víspera, Aldaz y sus compañeros de expedición expusieron en un debate caliente sus argumentos a favor y en contra del uso de oxígeno artificial.
- Koldo: "A mi entender prima la sensación de llegar a la cima sobre la sensación de llegar y que ello suponga un premio a esfuerzos sobrenaturales".
- Grupo: "Es más satisfactorio llegar y sentirlo no a través de una máscara, sentir el frío, que estoy ahí físicamente, no como si estuviera en un avión".
- Koldo: "De cada 100 personas que alcanzan la cima sólo una lo hace sin oxígeno. Este dato me dice que estar allí arriba es un privilegio al que no quiero renunciar. Eso es lo que importa".
- Grupo: "Que el nivel del reto sea elevado no quiere decir que haya que restarle dificultades, sino tratar de entrenar y mejorar para enfrentarse a la empresa".
- Koldo: "Hoy en día, la autenticidad de la ascensión es relativa: no sólo vale con entrenar, hay que medicarse, incluso hay quien se dopa y se llegan a tomar para sobrevivir en altura cosas mucho menos naturales que el oxígeno, como la dexametaxona".
- Grupo: "Es exagerada esa afirmación sobre el dopaje, no se lleva a cabo, sobre todo porque nadie estudia seriamente qué productos podrían aliviar los efectos de la altura".
- Koldo: "Sí, eso es cierto".
- Grupo: "El que emplea oxígeno es porque cree que no puede subir sin su ayuda y sólo aspira a ver las vistas, a estar allí. Nunca sentirá la angustia, la incertidumbre, el reto que supone prescindir del oxígeno".
- Koldo: "En mi balanza personal no pesan cosas como la angustia, la asfixia. Prefiero eliminar la parte negativa de la ascensión y disfrutar del resultado".
- Grupo: "Entonces, ¿por qué no subir en helicóptero? Existen reglas éticas que deberíamos respetar, no vale con usar todo tipo de atajos para eliminar la parte deportiva".
- Koldo: "La montaña no es un deporte de competición. Por lo tanto, admite tantas variantes como montañeros existen".
Únicamente coincidieron en un punto: el oxígeno podría llegar a salvarles la vida.
Al calor de unas plantillas
Apenas sufrieron temperaturas de 20º bajo cero en la cima del Everest y esa circunstancia se reflejaba en los rostros del equipo ruso, curtidos, pero enteros. Nada de dedos morados para la primera expedición que conquistó el Everest esta temporada, hace apenas tres días.Sin embargo, se anuncian cambios drásticos en la temperatura que soportarán los próximos candidatos a pisar la cima: hasta 44º bajo cero. Puede ser un drama para los que parten sin oxígeno artificial, ajenos al calor que produce una mayor oxigenación de la sangre.
Soluciones: pastillas que producen calor en pies y manos y el último grito, plantillas eléctricas para los pies. Tres miembros de la expedición navarra disponen de éllas; son ligeras y portan una resistencia a la altura de los dedos. Funcionan con unas baterías que sobresalen de la bota y garantizan 12 horas de calor. Ninguno de ellos las ha usado en alturas extremas, pero todos profesan una fe ciega en sus servicios. En estos y en los de las botas One Sport, hechas a mano en Italia y especialmente calientes, lo que no garantiza una protección total en el Everest. De hecho, no basta con exprimir los pulmones a partir de los 8.000 metros para avanzar, sortear los tramos técnicos complicados, evitar el sueño que produce el cansancio: hace falta no congelarse, algo que sólo logra el 25% de los que no usan oxígeno artificial. Juanito Oiarzabal piensa a menudo en esta realidad. Quizá por eso se acerca hasta un expedicionario lesionado, le pregunta por sus plantillas especiales y acaba adoptándolas. Por si acaso.
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