Golpe de mano
Desde un punto de vista estratégico, la compra del portal estadounidense Lycos por parte de Terra Networks, la filial de Telefónica encargada de los negocios en la red, es una operación audaz y un golpe de mano importante en el mercado de Internet. La nueva Terra Lycos contará con 60 millones de clientes, actuará en 30 países y se sitúa de un solo golpe en el corazón del negocio, Estados Unidos. Lycos, el portal absorbido, era el tercero en importancia en EE UU y seguramente contribuirá a dotar de una gestión sólida y de contenidos de cierta calidad a la filial de Telefónica.Esta valoración parece perfectamente defendible, incluso aunque fuese cierto que se trata de un movimiento apresurado para compensar la desastrosa operación con KPN. Desde el punto de vista financiero, sin embargo, la operación es mucho más discutible. Aunque los efectos reales se conocerán en los próximos meses o años, de forma inmediata llama la atención su tamaño, 2,29 billones de pesetas, y el precio pagado por las acciones de Lycos, 97,5 dólares frente a los 61,62 a los que cotizó ayer. Los mercados han castigado a Terra con fortísimos descensos de hasta el 10% por lo que consideran excesiva prima o sobreprecio, que remunerará generosamente a los accionistas de Lycos; castigo que se trasladó a la propia Telefónica, cuyo presidente se encargó personalmente de presentar la operación. Este rechazo debe interpretarse no sólo como una severa reconvención por un coste muy elevado, sino también como un reconocimiento indirecto de que la valoración de Terra era excesiva; la ecuación de canje con las acciones de Lycos, que favorece a los comprados, así lo ha demostrado.
Los puntos más inquietantes de la operación son, pues, los financieros. La compra de Lycos requerirá una nueva ampliación de capital, esta vez de 366.580 millones, que es la cuarta que propone al mercado el Grupo Telefónica y sus filiales, y que en total, en diversas operaciones -filiales suramericanas, Endemol...- asciende a casi cinco billones. Este recurso abrumador al mercado puede ser arriesgado para una empresa cuyas variables políticas son endebles, como demuestra la evidente intervención del Gobierno en el caso de la fusión con KPN (y en tantos otros asuntos relacionados con Telefónica).
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