El 'niño prodigio' Thorpe vuelve a batir en dos días los récords mundiales de 200 y 400 metros libres
Los Juegos Olímpicos de Sydney ya tienen una estrella asegurada. El australiano Ian Thorpe, salvo una desgracia, será profeta en su tierra nada más abrirse las competiciones, los días 16 y 17 de septiembre. El Sydney International Aquatic Centre deberá ser el escenario nuevamente de sus exhibiciones en los 400 y 200 metros libres, como lo está siendo desde el sábado en las selecciones nacionales. Dentro de cuatro meses lo será para verle colgarse las dos primeras medallas de oro, que pueden no ser las únicas dado el inmenso potencial australiano en los relevos frente a Estados Unidos. Thorpe, con uno de los modelos integrales que están proliferando entre los nadadores para permitirles un mejor deslizamiento por el agua, mejoró el sábado su récord mundial de 400 por medio segundo y ayer el de 200 por 31 centésimas. Hoy, en la final del doble hectómetro, podría volver a superar éste.
El último niño prodigio de la natación lleva ya nueve récords mundiales en su fulgurante carrera, que comenzó en 1997. Hasta el 13 de octubre, después de la cita olímpica, no cumplirá los 18 años. Con sus 1,95 metros de estatura y 96 kilos de peso, aún en crecimiento, es el mayor portento imaginable en los últimos tiempos del deporte acuático.
El sábado, cuando Thorpe tocó la pared final de los 400 libres en 3.41.83 segundos tras hacer los ocho largos de la piscina de 50 metros, aún le quedaban 25 a Grant Hackett, un extraordinario nadador que posee la tercera mejor marca de todos los tiempos desde 1998 con 3.44.88. Hackett, humillado, terminó a casi 10 segundos, esta vez en 3.51.05. Le bastaba para asegurarse una plaza en el equipo olímpico australiano. Thorpe, en cambio, asombró. "Mi principal objetivo era lograr mi selección para los Juegos", dijo tras su primer récord. "El tiempo no tenía importancia. Además, creía que no había hecho tácticamente mi mejor carrera, por eso me ha sorprendido la marca". Ello demuestra la enorme calidad de esta nadador que tras asombrar en varias pruebas del circuito europeo de piscina corta (25 metros) y de batir también su récord mundial de 200 (1.41.10), se retiró para preparar estas pruebas de selección.
Ayer, en las semifinales de 200, bajó por primera vez la barrera de 1.46.00, su plusmarca anterior. En su tercer récord de la distancia hizo 1.45.69 y dejó a Hackett a 1.57 segundos, y a Michael Klim, la estrella de la mariposa, pero actual campeón mundial de 200 libres, a 2.69. Thorpe se ha separado así casi un segundo del que puede ser su único gran rival en la prueba, el holandés Pieter van den Hoogenband, que hizo en diciembre del año pasado 1.46.58. El genial australiano es ya el único nadador que se permite bajar de una media asombrosa de 53 segundos cada 100 metros. A Thorpe, el heredero de grandes leyendas australianas como Murray Rose, Michael Wenden o John Konrads, tampoco le ha afectado una rotura de tobillo hace unos meses. Siguió entrenándose con escayola. Campeón mundial en 1998, el título olímpico es su siguiente reto. Ningún nadador en la historia ha ganado tanto ni ha nadado tan rápido a su edad. Ni con tanta técnica y potencia.
En las mismas pruebas de selección australianas, Geoff Huegill batió con 23.60 segundos los 23.68 que mantenía desde 1996 el ruso Dennis Pankratov como récord mundial en los 50 mariposa, prueba no olímpica.
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