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FÚTBOL 37ª jornada de Liga

El Zaragoza no descarta el título

El técnico Txetxu Rojo se despide con brillantez de La Romareda frente a un Málaga aposentado

Milosevic llevaba nueve semanas y media sin marcar, casi 1.000 minutos de juego. Sus optimistas previsiones de llegar a los treinta goles se quedaron hace ya tiempo en agua de borrajas. Anestesiaba la pelota como nadie, giraba sobre sí mismo, pero no veía puerta en esta segunda vuelta. Vivía días de ansiedad, pero el serbio pertenece al tipo de futbolista con espíritu ganador. Ese matiz que distingue a los grandes de los meramente buenos y que ayer decidió el partido a favor de su equipo. Milosevic marcó al final, cuando ya nadie lo creía, y el balón entró llorando. Su gol puede valer, cuando menos, una Liga de Campeones. En el mejor de los casos valdrá un campeonato de Liga.Los maños llevan toda la temporada incrustados en la cabeza de la tabla o, por mejor decir, en su cogote, sin apenas resonancia mediática, semitapados, circunstancia que sin duda les ha beneficiado. Ahí ha estado su hábitat natural toda la temporada. Ahora se quedan a un tris de entrar por vez primera en su historia en Liga de Campeones, pero es un tris complicado: se la jugará ante un Valencia pletórico.

ZARAGOZA 3MALAGA 2

Zaragoza: Juanmi; Cuartero (Yordi, m.64), Aguado (M. Vellisca, m. 46), Paco, Lanna; Acuña, Garitano; Juanele, Radimov (Aragón, m. 46), Marcos Vales; y Milosevic.Málaga: Contreras; Bravo, Fernando Sanz, Larraínzar, Valcarce; Rufete, De los Santos, Movilla, Sandro (Ruano, m. 80); Musampa (Agostinho,m. 64) y Catanha. Goles: 0-1. M.29: Catanha llega a la línea de fondo y asiste a Rufete, que remata por bajo. 1-1.M.30: Milosevic caracolea en el área y cede a Marcos Vales, que marca. 1-2. M.58: Paco en propia puerta. 2-2. M.85: Yordi eleva, de vaselina, por encima de Contreras. 3-2. M.89: Milosevic remata forzado y el balón acaba entrando. Árbitro: Losantos Omar. Vizcaíno. Expulsó por doble amonestación a Rufete en el m. 90. Amonestó a Garitano, Paco, Valcarce,Catanha y De los Santos. 25.000 espectadores en La Romareda.

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Fue un partido emocionante, de los que se ven luego con los ojos cerrados porque quedan dentro, pero eso sólo se vio al final. Porque hasta entonces, resultó un encuentro de combustión lenta, pesadote, con más de 30 grados en el césped. El Zaragoza parecía bloqueado mentalmente y se limitaba a dar vueltas en el vacío, masticaba el juego pero su dominio resultaba inocuo. Radimov se comportó como un cuerpo extraño, como si la cosa no fuera con él, y en realidad no iba. Sólo Acuña puso el temple; el paraguayo lo bordó mientras le quedó oxígeno. Los aragoneses trastearon mucho con la muleta pero apenas entraron a matar: una falta mansurrona lanzada por Garitano fue el único balance hasta que Rufete adelantó al Málaga. Al minuto siguiente, empató Marcos Vales con un gol que parecía providencial, pero aún faltaban muchas emociones. El Málaga, bien aposentado en el terreno, demostró automatismos en la recuperación del balón y velocidad en las transiciones, o sea, peligro frecuente, por lo que no es extraño que en sus últimas cinco salidas haya conseguido un 2-2 que ayer estuvo a punto de repetir en La Romareda.

Tras el descanso, Rojo recolocó al equipo, sacó a Aragón en el centro y mandó a Garitano a pisar la cal con la intención de explotar mejor las bandas. Las expectativas favorables para el Zaragoza se vinieron al traste porque Paco marcó en propia puerta. Con todo, otra vez volvió a ser el gran sátrapa del área, rápido en los cruces y atento a todas las coberturas. Dio una seguridad aplastante al equipo, y van ya muchas veces. Fue entonces cuando el Málaga pudo apuntillar. Rufete superó a Juanmi en velocidad, cruzó, y le sacó polvo al poste; Catanha, que demostró ganas de desbancar a Salva en el pichichi, también falló un cara a cara con el portero zaragocista.

En esas salió Yordi, que siguió cumpliendo con su cita postrera con el gol, esta vez de vaselina. Y Milosevic, hasta entonces desquiciado, abrió la euforia de la victoria en la Romareda.

El Zaragoza cerró en casa una de las mejores temporadas de su historia. No depende de sí mismo pero aún puede ser campeón. Conviene no perder la perspectiva sobre el nivel de las conquistas alcanzadas. La Liga de Campeones, que se ventilará definitivamente la próxima jornada en casa del Valencia, se ha convertido en un sueño que, de tanto soñarlo, todavía es posible.

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