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El fallo de un tren deja a 50 viajeros a oscuras en el túnel de Chamartín

Vicente González Olaya

"Lo peor fue la falta de luz. Durante más de 40 minutos estuvimos completamente a oscuras, y la gente se puso muy nerviosa". Así relataba lo ocurrido en la tarde de ayer una de las 50 personas que quedaron atrapadas en el túnel que une las estaciones de Atocha y Chamartín. El tren de cercanías que los transportaba se paró antes de llegar a Charmartín, y Renfe tardó más de una hora en arreglarlo.

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A las 18.03 de la tarde de ayer, el tren de Cercanías que había partido de la céntrica estación de Atocha con destino a la sierra de Madrid, y que antes de salir de la capital pasa por el llamado túnel de la risa (Atocha-Chamartín), se paró a sólo unos centenares de metros de Chamartín. "Por megafonía nos dijeron que el tren que nos precedía en la vía se había estropeado, pero que era cosa de unos cinco minutos", explicó ayer uno de los pasajeros afectados. "A mí me extrañó un poco lo que nos dijeron, porque vi chispazos por fuera de nuestro vagón. Pero no le dí más importancia al asunto", continúa.Pero lo que parecía ser una avería de pocos minutos bajo el túnel se alargó más de lo esperado. "De repente, las luces de los vagones se apagaron y la gente empezó a protestar a grito pelado. Nadie nos daba explicaciones y se empezó a oír que rompiésemos los cristales para salir. Ya llevábamos más de media hora a oscuras", señala el viajero.

Perder conexiones

Cuando se iban a cumplir las siete de la tarde, las protestas de los pasajeros se hicieron generales. "La gente estaba ya realmente nerviosa. Llevábamos casi una hora sin luz y seguíamos sin saber qué pasaba. Algunos viajeros se quejaron de que iban a perder sus conexiones con otros trenes. Las luces empezaron a parpadear, como si alguien intentase arreglarlas y no pudiera conseguirlo", continúa su relato.

A las 19.05, los técnicos de Renfe consiguieron que el tren arrancase y llegase a la estación de Chamartín. "Entonces nos dijeron que ya estaba todo arreglado y que continuábamos el viaje. Pero no era verdad. El tren no se movió. Parte de los pasajeros se bajaron. Otros nos quedamos dentro del vagón esperando seguir viaje. Pero después de diez minutos, nos dijeron que el tren quedaba definitivamente fuera de servicio. Y aquí estoy yo, en mitad de un andén, buscando un tren que me lleve a El Escorial", manifestaba el pasajero a las 19.15 a través de su teléfono móvil.

Por su parte, Renfe indicó que el tren que transportaba a estos viajeros no sufrió ninguna avería, sino que fue uno anterior. La compañía no pudo aclarar si el tren que lo precedía transportaba también viajeros. "No se pudo avisar de lo que ocurría a los pasajeros afectados [del segundo tren], porque también hubo un problema con la megafonía", aclararon.

El servicio ferroviario no resultó afectado en la tarde de ayer, porque los trenes posteriores a los averiados fueron desviados a otras vías.

El túnel Atocha-Chamartín cuenta con nueve salidas de emergencia situadas a la entrada y salida de la galería y en el paseo del Prado, Recoletos, Marqués del Riscal, Gregorio Marañón, Nuevos Ministerios, Marceliano Santamaría y la calle del Padre Damián.

600 metros

Los pasajeros no tienen por qué recorrer más de 600 metros en caso de incidencia para llegar a alguna de estas puertas de emergencia. Fueron diseñadas para evacuar a más de 75 personas por minuto sin problemas.

"Hubo gente", relata uno de los afectados por la avería de ayer, "que pensó en romper las ventanas o tirar de las anillas de emergencia para abandonar de una vez por todas el tren. Pero luego los pasajeros se lo pensaron mejor. ¿A dónde íbamos a ir si no se veía casi nada? En el tren, aunque estuviera averiado, sin luces, estábamos mejor", concluyó el usuario.

El túnel entre las estaciones de Atocha y Chamartín de la Rosa tiene una longitud aproximada de ocho kilómetros y pasa a una profundidad media de 20 metros bajo el asfalto madrileño.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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