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Un instituto hace huelga tras la agresión a una estudiante por un menor de un centro protegido

Dos centenares de alumnos del instituto San Fernando, en la carretera de Colmenar Viejo, se pusieron ayer en huelga y exhibieron pancartas en demanda de "justicia". Protestaban así por la agresión a una compañera, Laura Azabal, que sufrió la rotura de una mano, más lesiones en la otra, en una pierna y en el rostro. El empujón que causó sus lesiones le fue propinado por un adolescente de nombre Said, albergado en San Vicente, residencia contigua que acoge a niños y muchachos pobres, a veces inmigrantes. Algunos de éstos encabezaron antes otros incidentes.

El juego de unos muchachos acabó causando heridas a Laura Azabal, de 16 años, estudiante de cuarto curso de enseñanza secundaria obligatoria. Los hechos ocurrieron hora y media después del mediodía del miércoles, en un aula del instituto San Fernando, situado en el kilómetro 13,5 de la carretera Madrid-Colmenar. Laura jugaba a las cartas junto a un aula del instituto. En la clase contigua, dos alumnos y cuatro alumnas participaban en una actividad extraescolar dedicada al teatro. Entonces penetraron en el aula tres muchachos con ánimo de incordiar un poco. Según los alumnos del instituto, los tres, dos norteafricanos y un subsahariano, se alojan en la residencia de menores San Vicente, de la Comunidad de Madrid, situada en el mismo recinto, de 38 hectáreas, donde se alza el instituto San Fernando. En una explanada cercana viven decenas de inmigrantes rumanos en casitas prefabricadas.

"Los mozalbetes intrusos comenzaron de pronto a gritar que buscaban sólo a las rubias", explica Carolina, alumna del instituto. "Las del aula de extraescolares se asustaron. Los recién llegados salieron de la clase y descubrieron a Laura. Ella es rubia. Uno, al que llamaban Said, la persiguió. Corrió tras ella un buen rato, sin poder alcanzarla. Al ver que ella escapaba, le dio un empujón", cuenta Carolina. "Laura cayó de bruces", añade su compañera. Para guarecerse del golpe echó las manos al suelo. Pero apenas amortiguó el trompazo. "Tiene una muñeca rota y un labio partido. Otra muñeca lesionada y una rodilla inflamada", cuenta. "Said huyó con sus compañeros".

Las cosas no hubieran pasado a mayores de no existir dos precedentes conocidos de parecida índole encabezados por otros chicos alojados en la misma residencia de San Vicente. "A finales de marzo, a mi amiga en el albergue, otros chicos de allí le golpearon la cara con un casco de motorista y le rompieron la mandíbula", dice una joven de 18 años. "Precisamente a la hermana, alojada aún en San Vicente, otros chicos de allí le entraron en la habitación y le rompieron todo cuanto hallaron", añade.

"Yo no quiero que los echen de España, me parecería exagerado", dice África, la chica entonces lesionada en la mandíbula, "pero quisiera que se les llamara al orden porque ese comportamiento no debe admitirse", dice con serenidad.

Con estos precedentes, la caída de Laura y las lesiones por ella sufridas trabaron la protesta que ayer encabezaron varios centenares de alumnos del instituto San Fernando, con una huelga de tres horas. Surgieron pancartas en las que podía leerse la palabra justicia. "Queremos que esto no vuelva a suceder y que se llame la atención a los atacantes", dijeron a este diario algunas alumnas. "Nos sentimos amenazadas", señalaron.

"La residencia de San Vicente alberga ahora casi una cincuentena de niños y adolescentes, de edades comprendidas entre uno y 17 años", explica un cuidador. "Están divididos por edades: de cero a seis años, de seis a catorce y de catorce a diecisiete. El edificio tiene cuatro plantas, y cada planta, tres hogares. El infantil no está completo", apunta. "En su mayoría muestran buen comportamiento. Pero algunos de ellos son muy conflictivos", destaca el educador, "son muy pobres, proceden de España, Portugal y del norte de África". "Algunas agresiones más no han sido denunciadas", cuenta otra persona vinculada meses atrás al centro.

El albergue ha vivido varios episodios de violencia adolescente en los últimos tiempos. El 10 de marzo, un menor con problemas psiquiátricos prendió fuego en una habitación, lo que derivó en una pelea. La policía intervino, informa Begoña Aguirre. Los educadores de este centro acudieron el pasado 6 de abril a la manifestación convocada frente a la sede del Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF) de la Comunidad para reclamar medidas destinadas a paliar la creciente violencia que se vive en la red de residencias para chicos tutelados. Reclamaban personal y más recursos para atender a los internos con problemas.

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