El Betis vuelve a respirar

El Betis tomó oxigeno en el lugar donde le esperaban para vengarse, porque el partido de ayer no debiera haberse entendido sin recordar que la temporada pasada el Betis se llevó los tres puntos de Zorrilla después de recurrir que en un momento de aquel partido hubo cinco jugadores extranjeros del Valladolid -sólo se permiten cuatro- sobre el terreno de juego. Por eso se esperaba una actitud enrabietada del Valladolid. Pero cuando comenzó el partido, sólo el público de Puecela se acordó de la afrenta. Sus jugadores recordaron que no se jugaban nada, al contrario que los del Betis, que sabían que sólo un triunfo les permitiría luchar por mantenerse en Primera.El Valladolid lo tiene todo hecho y lo único que le resta es terminar la temporada. El Betis, sobredimensionado en ataque por su nuevo técnico, marcó en los momentos clave y dio a su victoria un tono épico que le dispara en la lucha por la permanencia, y todo ello agarrado a un jugador -Alfonso- que no se dejó llevar por la esquizofrenia, y a otro -Denilson- que acertó a hacerlo bien el día en que más necesario era hacerlo de esa manera.

Lo primero que quedó claro es que el césped de Zorrilla no iba a favorecer al Betis. Las fuertes lluvias caídas sobre Valladolid, antes y durante del partido, provocaron una sucesión de errores y patinazos que obligaron a los béticos a variar sus intenciones iniciales para irse a un fútbol más directo. La segunda cosa que quedaba clara era que al Valladolid le iba muy poco en el envite y que no se iba a involucrar en una guerra a la que nadie le había llamado. Ni siquiera se iba a contagiar de la venganza que clamaba el graderío coreando los goles del Oviedo. La última conclusión del comienzo del choque era la tesis que apoyaba Hadzibegic en su debú: ganar por amontonamiento, porque el técnico bético configuró la alineación más ofensiva de la temporada frente a un rival que llegó a colocar hasta cuatro centrales en el campo.

Sin embargo, con tanto delantero, al Betis le faltaba definición y poco a poco fue perdiendo gas, a medida que el Valladolid despertaba de su siesta. Parecía agotado el Betis cuando finalizaba la primera parte, pero Gálvez sacó petroleo de un balón colgado por Finidi; anestesió la pelota y con un giro de cintura se quedó solo ante César, disparó raso y el balón se fue a la red. Era el primer gol de los andaluces lejos de su estadio desde febrero y llegaba en el momento más oportuno.

El segundo tiempo comenzó con peor pinta que el primero, porque no sólo el Valladolid no despertaba sino que el Betis se volvió cobarde y se colgó del larguero de Prats para defender la diferencia. Hadzibegic añadió defensas y restó delanteros, pero en una de esas el Valladolid se descompuso en un abrir y cerrar de ojos. Fue con una internada de Romero que primero frenó César, el rechace le cayó a Alfonso que envió el balón a la pierna de Peña y por fin Denilson marcó a puerta vacía. Otra vez en el peor momento el Betis salvaba la cabeza, y terminó de rematar la faena con una internada de Denilson que cedió a Finidi para que marcase a puerta vacía y certificase que el Betis regresaba a la pelea por seguir en Primera.

Para ello, en las dos jornadas que restan, el Betis ha de ganar al Madrid en el Ruiz de Lopera y al Numancia en Los Pajaritos. Aparte, confiar en que la Real (43 puntos) y el Oviedo (42), que se encuentran a tres y cuatro puntos del Betis (39), respectivamente, pinchen en alguno de los dos compromisos aún por disputar.