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Crítica:'¿QUIÉN DIJO MIEDO?' / ANTENA 3
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Soporta y renuncia

Hay gente que desconoce el significado de la palabra compasión. Los directivos de Antena 3, sin ir más lejos, se han propuesto amargarle la vida al pobre Alonso Caparrós hasta límites insospechados. Primero le pusieron al frente de Furor, aquel ejercicio de histeria colectiva en el que invitados y público competían para ver quién gritaba más. Y ahora le han endilgado ¿Quién dijo miedo?, peculiar adaptación del teatro de la crueldad de Antonin Artaud al ámbito de los concursos televisivos. Si un día de éstos Alonso Caparrós ingresa en la Legión o en una orden trapense, no seré yo quien se sorprenda.¿Quién dijo miedo? consiste en maltratar al concursante, tanto física como psíquicamente, dejando bien claro, por si alguien lo dudaba, que el dinero no crece en los árboles y que para ganárselo hay que sufrir. Ya lo dijo el Señor: "Ganarás el pan con el sudor de tu frente". Se olvidó de añadir que tal vez deberías ganártelo con el sudor de tus partes íntimas, pero ahí estaban los guionistas para enmendarle la plana: a ellos se les ocurrió la brillante idea de sentar al concursante en una plancha en la que se están friendo unos huevos para ver cuánto aguanta. Por lo menos, el perverso Auric Goldfinger recurrió a un sofisticado rayo láser para intentar emascular a James Bond.

Otras pruebas son menos peligrosas, aunque lo de poner al concursante de rodillas e irle cargando de objetos hasta que se desploma contribuye sobremanera a su humillación. Ya puestos, se echó a faltar una utilización más contundente de los poderes irritantes de los invitados, que se conformaban con echarle una mano al señor Caparrós. Encerrar a un concursante con Los Morancos en una cabina telefónica mientras éstos, disfrazados de maruja trianera, le gritaban sus habituales obscenidades hubiese estado muy bien. Por no hablar de una conversación con Mar Flores en la que ésta opinara sobre temas en los que se sienta fuerte, como las negociaciones secretas entre ETA y el PNV o la pugna de Microsoft contra las leyes anti-monopolio de Estados Unidos.

Soporta y renuncia. Ése era el lema de los estoicos. En ¿Quién dijo miedo? hay que soportar lo que te echen para no renunciar a los monises prometidos. Teniendo en cuenta que la competencia está pegando fuerte (véase Gran hermano) resulta comprensible que Antena 3 se haya visto obligada a subir el listón de la crueldad física y mental en sus concursos, pero se corre el riesgo de malcriar al espectador. Si en la primera entrega de ¿Quién dijo miedo? hemos estado a punto de asistir a una incineración genital, lo menos que podemos pedirle a la segunda es que crucifiquen a alguien...

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